sábado, 30 de julio de 2016

EL GUIA DEL INFRAMUNDO


En tierra firme, en poder de los indios caribeños, hay unos perrillos pequeños que tienen en casa. Algunos son pelones y mudos, porque nunca, jamás ladran, ni gruñen, ni aúllan… Y tienen mucho aire de lobillos, pero no lo son. Son perros. Son mucho más esquivos que los nuestros, excepto con los de la casa donde están, que muestran amor a los que les dan de comer, en el halagar con la cola y saltan regocijados mostrando querer complacer a quien tienen por amo.

Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, cronista de las Indias (s. XVI).


Según la leyenda azteca, si alguien ha tratado mal a un perro en vida no podrá atravesar jamás el profundo río Apanohuaia, pues Xólotl, el dios gemelo malvado de Quetzalcóalt, se rehusaría a guiar a esta alma desgraciada y tampoco el fúnebre xoloitzcuintle, el “perro monstruo” o también “cánido de Xólotl” creado por el señor del Inframundo a partir de una minúscula astilla del Hueso de la Vida, cual Eva de los humanos pero sin costilla.


MICTLANTECUHTLI EL SEÑOR DE LOS INFIERNOS 



Tan apreciadas eran estas ancestrales (tienen más de ocho mil años) criaturas en la primitiva Mesoamérica precolombina que cuando el dueño moría enterraban a su mascota con él, como los guerreros escitas con sus caballos. Considerados sagrados por la tradición popular de aquellos días, eran consumidos como manjar en medio de un ritual solemne de sacrificio, representado en abundante iconografía, que señala el peregrinaje del fallecido siendo conducido por su perro hasta las frías tierras norteñas de Mictlán, uno de los más allás méxicas donde espera el descanso eterno. 



De aspecto anacrónico y perdido en el tiempo, entre ruinas antiguas y selvas sin nombre, noble y esbelto, espigado y de características grandes orejas avispadas, está en extinción a cuentagotas y según algunos sólo quedan unos quinientos ejemplares en México. La razón de su falta de crianza parece ser la “fealdad” (o eso opinan algunos mozos) que tiene en relación a otras razas, más peludas y coloridas, como los chihuahueños. Y sí, decimos bien: el perro monstruo es alopécico, calvo, carece de cubierta capilar, siendo “pelón” y faltándole algunas piezas de la dentadura a causa del fenotipo llamado Displasia Ectodérmica Canina. Por ello, al estar más expuestos a los contrastes diarios del exterior, pueden lesionarse con frecuencia aunque cicatrizan a gran velocidad como el superhéroe Flash. Tenemos entendido que son animales muy inteligentes, traviesos, y unas auténticas esponjas para el aprendizaje, convirtiéndose en candidatos ideales para concursos caninos. Y es que los patitos feos destacan en ámbitos tan variopintos como increíbles.

y si tienes un xoloitzcuintle trátalo bien,tal vez pueda guiarte a través de los infiernos,cuando mueras.

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