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viernes, 25 de diciembre de 2015

Encuentro extraterrestre

Un ex militar estadounidense reveló información secreta sobre un OVNI. Un hombre retirado de las fuerzas armadas norteamericanas relató detalladamente su encuentro con los extraterrestres, que tuvo lugar en la década de 1950, pero que permanecía en secreto hasta ahora.
Richard French -de él se trata-, un teniente coronel de la Fuerza Aérea, era uno de los investigadores principales del llamado Proyecto Libro Azul, y él se encargaba de desmentir falsos informes sobre platos voladores. Sin embargo, nunca se imaginó terminar viendo a dos extraterrestres realizando reparaciones en su nave. Hasta que sus superiores le informaron sobre avistamientos de dos OVNIs en la ciudad canadiense de San Juan de Terranova y le ordenaron que investigara el caso.
Cuando llegó al lugar, French vio a una multitud de personas, incluyendo varios policías locales, mirando con asombro en el agua. El agua estaba muy clara, a unos 20 metros de la costa estaban dos naves circulares, cada una de unos 5,5 metros de diámetro y casi un metro de espesor, flotando debajo de la superficie del agua; Richard recuerda que también vio a dos seres junto a las naves.
"Lo primero que vi fueron los platillos no identificados, y era evidente para mí que estaban haciendo algo con la nave", dijo el ex militar al diario Huffington Post. Los seres "eran de unos de 0,6 a 0,9 metros, de color gris claro, muy delgados, brazos largos, con dos o tres dedos", indicó French. "La parte superior de la cabeza era mucho más amplia que la línea de la mandíbula, los ojos eran muy inclinados y no se podían ver pupilas en ellos", continuó.
Después una de las naves subió a la superficie y se marchó. 20 minutos después volvió para luego desaparecer otra vez, junto con el otro platillo volador. De acuerdo con la información publicada, en aquella época el ex militar refutaba las historias sobre estos extraños seres, por lo que presentó un informe ficticio, en el que consideraba a las naves como algo desconocido, "algún tipo de vehículo extranjero o irreconocible".
"Creo que sin duda se trataba de un OVNI y creo que había extraterrestres a bordo", confiesa French ahora. "No hay duda en mi mente de que eran exactamente lo que eran, y mi deber fue desacreditar la historia, así que hice todo lo posible para hacerlo" confesó el ahora ex militar.


El hombre que murio por un ovni


Esta extraña historia comienza una noche del 4 de julio de 1969. Un señor, Arcesio Bermúdez, de 53 años, acompañado de 13 personas, entre familiares y amigos, se encontraban en su finca ubicada cerca de Anolaima, a unos 65 kilómetros de Bogotá, Colombia. Estaba departiendo, charlando con sus invitados hasta que, alrededor de las ocho de la noche, escucharon el grito de “platillo volador” de los jóvenes Mauricio Gnecco, de 13 años y Enrique Osorio 16 años
El grupo salió de inmediato al oír estos gritos y observaron a lo lejos una luz amarilla y anaranjada que se movía en el cielo a unos 180 kilómetros de distancia. En ese momento, Mauricio, tomó su linterna y comenzó a alumbrar a aquel objeto, y con este acto, la extraña luz aumentó se movió y con velocidad se acercó rápidamente a la casa. “En forma inesperada vimos aparecer en la distancia una lucecita parecida a la de un globo. Esta se fue acercando a nosotros, hasta casi enceguecernos, ya que la luz que expedía el aparto era sumamente brillante y parecida a la que irradian las bombillas (…) El extraño objeto descendió a pocos metros de nuestra casa, cerca de una arboleda. Su iluminación desapareció por espacio de unos segundos”, dijo en ese entonces al diario El Espectador, la hermana de Arcesio, Lucrecia Bermúdez Sierra (50), quien presenció el hecho. El extraño objeto estuvo a solo 45 metros de distancia de la vivienda, volando en círculos entre las copas de los árboles, durante unos cinco segundos. Según los testigos, el objeto medía entre 1,2 y 1,8 metros de altura y tenía un arco de luz a su alrededor. También tenía dos patas luminosas azules con puntas verdes. Otro dato importante es que durante todo su “vuelo” aquella luz, no emitió ningún tipo de ruido o sonido. Luego de estar moviéndose entre los árboles, el objeto comenzó a moverse de nuevo. Fue en ese momento en que Arcesio Bermúdez, corrió hacia este objeto llevando consigo la linterna que tenía Mauricio, se acercó tanto que llegó a estar frente al mismo objeto. El caso, ya de por sí extraordinario, hubiera pasado quizá a la historia como un caso más de avistamiento o de encuentro cercano con una nave de otro mundo, sin embargo, hechos posteriores le dieron a esta historia un tinte único. 


Dos días después de este avistamiento, Arcesio Bermúdez se enfermó. Según la Aerial Phenomena Research Organization (APRO), que investigó este caso, señala que la temperatura de Bermúdez bajó a 35 grados centígrados y que estaba frío al tacto, pese a que él afirmaba que no sentía frío. Con el paso de las horas su condición no mejoró, se dice que comenzó a vomitar y que su vómito era de color negro y que sufrió de diarrea, la misma que venía acompañada con sangre. El 12 de julio, es decir, ocho días después del avistamiento, Arcesio Bermúdez fue llevado al hospital de Seguro Social de Bogotá, siendo atendido por el doctor Luis Borda y después por el galeno César Esmeral, quien luego sería ministro de Salud de Colombia. Sin embargo, poco o nada pudieron hacer los médicos, pues Arcesio Bermúdez falleció horas después. El diagnóstico de la causa de la muerte, fue gastroenteritis. En unas declaraciones dadas al diario El Espectador, el 17 de julio de ese mismo año, el médico César Esmeral, dijo lo siguiente: “El paciente se encontraba bastante mal. 

Presentaba afecciones cardíacas, y deshidratación en tercer grado, esta última provocada por vómitos y diarreas. Me fue imposible controlar su enfermedad, no pudimos hacer nada. Me llamó la atención el hecho de que el paciente estuviera hipotérmico, es decir, que no tuviera temperatura”. El galeno, señaló que la falta de temperatura en un paciente era “poco común”. Al ser preguntado sobre si esta rara condición tendría que ver con el supuesto objeto volador, respondió: “Lo único que puedo decir es que de acuerdo con la enfermedad, el paciente debía tener temperatura, pero en realidad no la tenía. Yo le hablo desde el punto de vista médico, de tal manera que no puedo asociar la muerte con la presencia del objeto de que me habla”.


Sin embargo, la pregunta sobre si la muerte de Arcesio Bermúdez, estuvo relacionada con su contacto con este extraño objeto, continuó en el aire. ¿Cómo un hombre sano, se preguntaron muchos, que no presentaba ningún tipo de malestar o mal, de pronto, días después de este extraordinario hecho, cae enfermo de gravedad, con síntomas igual de extraños? Podemos decir, en primer lugar, que la historia de que Arcesio Bermúdez, fue el único del grupo que “buscó” y tuvo algún tipo de contacto con este extraño objeto ha sido confirmada por diversos testigos. El sobrino de Arcesio, Gustavo Bermúdez, describió así la casi imprudente acción de su tío: “Él fue la persona, en ese caso, que estuvo más cerca del aparato. Estuvo aproximadamente a 7 metros, cuando el aparato estaba un poco débil de luz”. Mauricio Gnecco, el niño que dio aviso y que iluminó con su linterna a aquel objeto recuerda: “El artefacto encontró a Arcesio y el artefacto al frente y permanecieron como mirándose, como un par de minutos. Pero ni Arcesio, ni el artefacto actuaron o tuvieron intención de hacerlo uno sobre otro. Señales, comunicarse, abrirse o moverse, no. Permanecieron como mirándose”. 

Pero hay más, Marina Isabel Franco Ortiz, pariente lejana de Arcesio Bermúdez, y que tenía en ese entonces 11 años, confirma también el encuentro de Bermúdez con ese objeto y al parecer, con un ser dentro de esta nave. “Mi tía Rosa le quitó la linterna a mi primo Mauricio y el ovni se desplazó como a unos 30 metros y se posó detrás de un sembrado de rosas, a nosotros no nos dejaron mover de allí de manera que Arcesio salió hacia donde había ido el ovni y lo oímos gritar llamando al agregado que se llamaba Luis y le decía: ‘Luis, venga rápido traiga un machete que es un marciano’”, asegura Franco Ortiz, quien aclara que cuando Luis salió con machete en mano, el extraño objeto se elevó y desapareció en un vuelo rápido. La versión de que Arcesio Bermúdez vio algo dentro de aquel objeto, se confirma también con otros testimonios. Uno de los que coincide con el testimonio de Franco Ortiz, es el de Lucrecia Bermúdez Sierra, quien declaró a El Espectador lo siguiente: “El primero en acercarse al misterioso objeto fue mi hermano Arcesio. Él alumbró con su linterna y gritó: ‘¡Hay un marciano dentro! ¡Hay un marciano dentro!’ Inmediatamente el extraño objeto encendió las luces y siguió con dirección a Bogotá”. Asimismo, en una nota publicada en el diario El Tiempo, que daba razón sobre la muerte de Bermúdez, dice lo siguiente: “A los ocho días de la extraña aparición en la finca de Anolaima, murió en Bogotá por causas desconocidas el señor Arcesio Bermúdez, uno de los que presenció la llegada del objeto misterioso parecido a un “platillo volador” y quien, precisamente, fue la persona que se acercó al aparato y dijo haber visto una persona dentro”.

Si el encuentro con aquel extraño objeto tuvo o no que ver con la muerte de Bermúdez es muy difícil de saber. Sin embargo, hay varios sucesos que sucedieron luego que amplían aún más las incógnitas sobre esta historia. Por ejemplo, luego de la muerte de Bermúdez, el doctor e hipnólogo, Luis E. Martínez García y el psicólgo José Barreto, decidieron ofrecer sus servicios para esclarecer este caso. Fue así que llamaron a cuatro de los niños que fueron testigos de este avistamiento. Le hicieron una sesión de hipnosis, para que describieran y dibujaran lo que habían visto. Curiosamente, los niños, que fueron interrogados de dos en dos, coincidían en sus descripciones y en sus historias. Una de estas niñas fue Marina Isabel Ortiz, quien recuerda que las investigaciones de estos doctores no terminaron allí. “Luego de las secciones de hipnosis, entrevistas y demás, fuimos a la finca en dos ocasiones e hicimos, ahora lo sé, un reconocimiento en el terreno, ellos buscaban especialmente donde se había ‘posado’ el aparato. Como había pasado ya muchos días no se encontró nada, le
 preguntaron a los agregados y vecinos, recogiendo información, varios de ellos les dijeron que esa zona en especial era propicia para que se vieran ‘cosas’ porque el cielo era muy despejado”. Pero eso no fue todo, los médicos concluyeron que quizá la muerte de Arcesio Bermúdez se debió al contacto o la cercanía que este tuvo con el extraño objeto, al parecer, habría cruzado el campo protector de la supuesta nave y había sido infectado con rayos gamma, lo que luego produjo su enfermedad. Y si la muerte de Bermúdez fue en sí un misterio, lo que ocurrió con su cuerpo, tiempo después, tiene ya tintes de conspiración. Y es que el médico de cabecera de Bermúdez, César Emerald, señaló que tiempo después de la muerte de Bermúdez varios científicos de Estados Unidos y Europa llegaron a su despacho pidiendo la exhumación de su cuerpo. La familia se negó a entregar el cuerpo de su pariente, sin embargo, tiempo después, aceptó y cuando quisieron desenterrar el cadáver para realizarle estudios, no hallaron el cuerpo de Bermúdez. Simplemente había desaparecido. ¿Quién desenterró y robó el cuerpo de Arcesio Bermúdez? ¿Estuvo implicado algún gobierno, ya sea el colombiano o quizá estadounidense en esta desaparición? Estas son las preguntas e hipótesis que han seguido elaborándose en torno a este caso. Las preguntas están allí, y quizá nunca se respondan, pero por suerte aún queda la historia de los testigos que pudieron observar y testifican la ocurrencia de este hecho extraordinario.

fuente/expediente oculto.
                                                                A PETICION DE:


(LO PROMETIDO ES DEUDA)

martes, 24 de noviembre de 2015

El estrellamiento ovni en Kingman, Arizona (EE.UU.)



Durante la primavera de 1953, la Comisión de Energía Atómica y el Departamento de Defensa efectuaron una serie de pruebas de armas nucleares en el campo de pruebas de Nevada (EE.UU.). Esta serie de pruebas se llamó Operación Upshot-Knothole, en las zonas áridas del desierto conocido como Yucca Flats y Frenchman Flats. El objetivo era probar un cañón atómico que disparaba obuses de artillería nucleares sobre una zona en el desierto construida con gente y casas falsas.

Arthur G. Stansel, un ingeniero mecánico, fue empleado por el "Air Force Materiel Command" (Mando de material de la Fuerza Aérea)en la base aérea de Wright-Patterson en Dayton, Ohio para probar motores de avión para la Fuerza Aérea de los EE.UU. Él fue enviado en calidad de préstamo a la Comisión de Energía Atómica y lo designaron como ingeniero de proyectos para participar en Operación Upshot-Knothole en el campo de pruebas de Nevada. Sus funciones allí eran examinar los efectos de la explosión atómica disparada por el cañón atómico, tales como la fuerza de impacto a diferentes velocidades sobre varios objetos, materiales, estructuras y edificios. Él había desarrollado sus propias técnicas para tales análisis.


Stansel nunca llegó a efectuar la décima prueba, pautada para el 21 de mayo, porque el destino le reservó un evento inesperado en su vida ese día. Arthur Stansel entró ese día a una nueva realidad de proporciones cósmicas... y su vida jamás fue la misma desde entonces.

Abajo se encuentra el relato de Arthur Stansel sobre su avistamiento del ovni estrellado en Kingman cuando Raymond E. Fowler, un respetado ufólogo, lo entrevistó el 16 de mayo de 1973. El siguiente relato fue traducido por Nelson C. Rivera (PRUFON).








"Yo era ingeniero de proyectos en un contrato de la Fuerza Aérea con la Comisión de Energía Atómica en 'Operación Upshot-Knothole.' Mi trabajo consistía en la medición de los efectos de la detonación sobre varios tipos de edificios especialmente construidos para las pruebas.


"El 20 de mayo de 1953, trabajé la mayor parte del día en Frenchman Flat. Por la tarde, recibí una llamada telefónica del director de las pruebas, el Dr. Ed Doll, informándome que tenía que ir a un trabajo especial al día siguiente. En el día siguiente, alrededor de las 4:30 pm (16.30 horas), me presenté para el servicio especial y me condujeron a la base aérea de 'Indian Spring'cerca del campo de pruebas donde me uní a unos otros quince especialistas.

"Nos dijeron que dejáramos todas nuestras pertenencias de valor en custodia de la policía militar. Dejé mi billetera, reloj, pluma y otras cosas que no recuerdo. Nos pusieron entonces en un avión militar y volamos rumbo a Phoenix. No estábamos permitidos a fraternizar.

"Ahí nos pusieron en un autobús con otros miembros del personal que ya estaban allí. Las ventanas del autobús estaban ennegrecidas de tal modo que no podíamos ver adonde íbamos. Viajamos por unas cuatro horas. Creo que estábamos en la zona de Kingman, Arizona, que está al noroeste de Phoenix y no muy lejos del campo de pruebas atómicas de Nevada. Durante el viaje en autobús, un coronel de la Fuerza Aérea nos dijo que un vehículo súper-secreto de la Fuerza Aérea se había estrellado y como éramos especialistas en diferentes campos específicos, querían que investiguemos el choque desde el punto de vista de nuestra especialidad y nada más.


"Finalmente, el autobús se detuvo y desembarcamos uno por uno a la vez que nuestros nombres fueron llamados, y la policía militar nos escoltó a la zona que íbamos a inspeccionar. Dos focos se dirigían hacia el objeto que se estrelló, que estaba rodeado de guardias. Las luces eran tan brillantes que era imposible ver el área circundante. El objeto era oval y parecía dos platillos profundos, uno invertido sobre el otro. Tenía unos treinta pies (9 metros) de diámetro con superficies convexas, arriba y abajo. Estas superficies tenían unos veinte pies (6 metros) de diámetro. Parte del objeto se había hundido en el suelo. Estaba hecho de un metal plateado opaco como el aluminio pulido. El metal era más oscuro que los 'labios' del platillo que formaban un borde, alrededor de lo que parecían ranuras. Una escotilla abierta curvada se encontraba en el extremo delantero y bajada verticalmente. Había una luz que venía de adentro, pero podría haber sido instalada ahí por la Fuerza Aérea.


"Mi trabajo en particular era determinar del ángulo y la profundidad del impacto en la arena, cuáles eran las velocidades delanteras y verticales del vehículo en el momento del impacto. El impacto había forzado el vehículo aproximadamente veinte pulgadas (50 centímetros) en la arena. No había tren de aterrizaje. También no habían marcas o abolladuras en la superficie, que yo recuerde - ni siquiera rasguños. Preguntas que no tenían nada que ver con nuestras especialidades específicas, no fueron contestadas.









"Un policía militar armado vigilaba una tienda de campaña instalada cerca. Logré echar un vistazo dentro en cierta ocasión vi una criatura de cuatro pies de altura, vestido con un traje de aspecto metálico plateado. La piel de su rostro era marrón oscuro. Esto puede haber sido causado por la exposición a nuestra atmósfera. Tenía un dispositivo de casquete metálico en su cabeza.

"Tan pronto como cada persona terminó su tarea, nos entrevistaron con un magnetófono (grabadora de cinta) y nos escoltaron hasta al autobús. En el camino, logré hablar brevemente con otra persona que me dijo que echó una miradita rápida dentro del objeto y vio a dos asientos de aspectos giratorios, así como instrumentos y pantallas. Un aviador, dándose cuenta que estábamos hablando juntos, nos separó y nos advirtió que no hablara con los demás. 


"Después de haber regresado al autobús, el coronel de laFuerza Aérea que mandaba nos hizo levantar la mano derecha y jurar que no revelemos lo que habíamos experimentado. Me mandaron a escribir mi informe a mano y no mecanografiarlo o reproducirlo. Me dieron un número de teléfono para que llame cuando el informe esté listo. Llamé al número y un aviador recogió el informe. Nunca había encontrado ni hablado con ningún otro investigador. Yo no los conocía, aunque creo que reconocí las caras de dos oficiales. Uno era de la base aérea Griffiss en Rome, Nueva York, y el otro estaba involucrado con el 'Air Force Special Weapons Group' (Grupo de Armas Especiales de la Fuerza Aérea) con sede en Albuquerque. Después vi y reconocí el coronel que mandaba en una película sobre el Proyecto Libro Azul".

¿Quién era Arthur Stansel?:

Ahora bien; ¿quién era Arthur G. Stansel, y más aún, por qué se le comisionó para efectuar tal análisis?  Al respecto a esto, debemos decir que el Sr. Stansel no era cualquier testigo ordinario de un evento extraordinario. Él era un profesional muy respetado como se indica a continuación:






Arthur G. Stansel nació el 6 de noviembre de 1924 en Dayton, Ohio (EE.UU.). Durante la Segunda Guerra Mundial, él sirvió en el ejército de los Estados Unidos en el teatro europeo donde fue herido varias veces, incluso en la invasión de Normandía (Francia) y en la Batalla de las Ardenas. Él fue un recipiente del Corazón Púrpura tres veces. Luego entró a la Universidad de Miami del estado de Ohio donde se graduó en 1948 con una licenciatura en matemáticas y física. También obtuvo una maestría en ingeniería diésel en la Universidad Estatal de Carolina del Norte.

Entre junio de 1949 y enero 1960, Stansel ocupó varios puestos de ingeniería y de administración en la base aérea Wright-Patterson en Dayton, Ohio. Durante el período que ocurrió el incidente, trabajaba en lo que era conocido como el "Air Force Materiel Command" (Mando de material de la Fuerza Aérea), dentro de la Oficina de Estudios Especiales. Allí también estaba involucrado en muchos programas históricos, incluyendo algunos aspectos del famoso Proyecto Manhattan. Sus funciones especiales en ese momento incluían el diseño de ingeniería de células de ensayos para motores de la Fuerza Aérea, el desarrollo de técnicas para determinar los efectos de la detonación sobre los edificios y estructuras. Stansel también contribuyó al estudio y diseño de los trenes de aterrizaje de aviones. Esta tarea lo llevó a Groenlandia y el Polo Sur. Desde estos puestos subió hasta convertirse en jefe de "alighting devises" (dispositivos para apearse) dentro del laboratorio de aviación llamado"Wright Air Development Center". Esta posición lo llevó al puesto de gerente en la base aérea Wright-Patterson.


La base aérea Wright-Patterson lo envió en calidad de préstamo a la Comisión de Energía Atómica, para una misión especial en el campo de pruebas atómicas en Nevada. Entre sus tareas allí, era el estudio de los efectos de la detonación atómica en estructuras especialmente durante la Operación Upshot-Knothole en el campo de pruebas atómicas de Nevada. En esta tarea, él fue testigo de varias explosiones atómicas experimentales de corta distancia cuando un cañón atómico disparaba obuses nucleares de artillería donde habían edificios construidos para tales pruebas.

En el momento de su experiencia ovni, él y otros especialistas de diferentes campos les encomendaron a investigar el supuesto "vehículo súper-secreto de la Fuerza Aérea", que se había estrellado y se les ordenó investigar el choque desde el punto de vista de su especialidad y nada más. Su trabajo en particular era determinar, del ángulo y la profundidad del impacto en la arena, cuáles eran las velocidades delanteras y verticales del vehículo en el momento del impacto.

En años posteriores, trabajó en diferentes empresas de ingeniería civiles con contratos de defensa en la ciudad de Nueva York y Nueva Jersey. Llegó a Nueva Inglaterra en la década de 1960 como un empleado de la compañía Raytheon en Bedford, Massachusetts. Su carrera interesante y variada en la ciencia y de la ingeniería continuó, y los próximos doce años los pasó como ingeniero principal del programa espacial Apolo de Raytheon y 15 años como director de programa "GTE Sylvania's Apollo software support" (soporte de software apolo de GTE Sylvania). Se jubiló de la compañía GTE Sylvania en Needham en 1987 y se mudó a New Ipswich, Nueva Hampshire, donde falleció el 3 de diciembre de 2006 a la edad de 82 años.

Stansel firma una declaración jurada:

Años después, Stansel le firmó una declaración jurada a Fowler con sus afirmaciones, pero esta vez añadió otros detalles importantes que había omitido antes. En la declaración jurada reveló también lo siguiente traducido:


"Yo, Arthur G. Stansel, juro solemnemente que durante una asignación especial con la Fuerza Aérea de los Estados Unidos el 21 de mayo de 1953, asistí ​​en la investigación de un objeto desconocido que se estrelló cerca de Kingman, Arizona.



"El objeto fue construido de un metal desconocido que parecía de aluminio cepillado. Había impactado 20 pulgadas (51 centímetros) en la arena sin ningún signo de daño estructural. Era ovalado y unos 30 pies (9 metros) de diámetro. Una escotilla a un pasillo había bajado verticalmente y se abrió. Era de unos 3½ pies (un metro) de alto y 1½ pies (45,72 centímetros) de ancho. Tuve la oportunidad de hablar brevemente con alguien del equipo de especialistas que realmente miró adentro sólo brevemente. Él vio dos asientos giratorios, una cabina ovalada, y un montón de instrumentos y pantallas. 



"Una tienda de campaña instalada cerca del objeto, albergaba los restos del único ocupante de la nave. Tenía unos 4 pies (1,21 metros) de altura, tez morena oscura y tenía 2 ojos, 2 narinas, 2 orejas, y una boca pequeña y redonda. Estaba vestido con un traje metálico plateado y llevaba un casquete del mismo tipo material. No tenía la cara cubierta o casco.





"Certifico que la declaración anterior es verdadera afijando mi firma en este documento el día 7 de junio de 1973".   


Véase el documento actual abajo:

Arriba: declaración jurada de Arthur Stansel


Junto a la declaración con las nuevas informaciones, Stansel entregó a Fowler el boceto del ovni tal y como lo había visto y otro dibujo con la escena del choque como la recordaba. Además le entregó fotocopias de dos páginas de su diario personal, en las que anotó las ocurrencias de los días 20 y 21 de mayo de 1953, las cuales aún guardaba como recuerdos. 

Originalmente Fowler identificó a Stansel en su informe a la organización conocida como NICAP (Comité Nacional de Investigación de Fenómenos Aéreos) y en su libro "Casebook of a UFO Investigator" con el pseudónimo de "Fritz Werner", aunque en el informe de NICAP aparecía el nombre verdadero del científico. Fowler dijo: "En 1973, me acerqué aún más a documentar la realidad de los ovnis estrellados, con una declaración jurada firmada por un presunto miembro de un equipo de investigación de la Fuerza Aérea de los EE.UU. Él debe permanecer anónimo; Le cambié el nombre a Fritz Werner" (su verdadero nombre es Arthur Stansel).

Con esta información un investigador de nombre Harry Lebelson y un productor de la "ABC Network News", John Fielding, se comunicaron con Raymond E. Fowler y eventualmente con el propio Arthur Stansel, quien amablemente permitió que filmaran una extensa entrevista donde reveló todo lo que sabía sobre los hechos del ovni estrellado en Kingman, Arizona.

Todo lo que reveló Stansel era de una enorme importancia para la investigación ovni, pero ¿podría probarse, habría corroboraciones o testigos alternos del evento?
Aparentes corroboraciones:

En una entrevista hecha por el investigador Harry Lebelson en noviembre de 1990, el Sr. Bill Beers, un piloto de 20 años, un periodista y un ex escéptico, que previamente se había burlado de las historias de ovnis, declaró lo siguiente:

"En 1953, yo era un escritor para el periódico 'Arizona Prescott Evening Courier'. El incidente que informé describía mi avistamiento de platillos volantes a eso de las 11 de la mañana, del 21 de mayo de 1953.

"En ese entonces yo era presidente de un club deportivo y celebraba un concurso de pesca para niños el día antes del avistamiento.

"La comisión de Juegos y Pescas había preparado para la competencia en un riachuelo a unos 32 kilómetros de Prescott. El club tenía una estipulación acordada con los dueños de las propiedades de que nosotros limpiaríamos todo al final del evento. Fui a la zona con dos amigos, Ray Temple (un empleado de la oficina de correos), y con O. Ed Olson para ver si la comisión que debía limpiar había completado su trabajo. Luego que revisamos, Temple decidió armar una vara para pescar. Levantó la vara para alinear las guías y al mirar sobre ellas me dijo, 'Tú eres un piloto, ¿qué es eso?' Miré al cielo y dije, 'Son sólo gaviotas.' El comentó, '¿Gaviotas? ¡No, hombre! ¡Mira otra vez!' Entonces miré y vi que no eran gaviotas. Eran ocho discos blancos. Saltaban como si alguien los manipulara. Los observé durante mucho tiempo y, uno tras otro, velozmente, pasaron como un rayo y se perdieron de vista. Sin conocer el tamaño de los objetos, es difícil decir a qué altitud se encontraban. Supongo que estaban a una altitud de unos 10.000 pies (3048 metros) en el aire."

"Cuando regresé, informé el incidente a las autoridades. Poco después, como una semana o dos, alguien del club de montaña reportó haber visto un enorme objeto con forma de cigarro en la zona."


Los tres hombres dijeron que dos de los discos se mantuvieron estacionarios y parecían estar sirviendo como guardias mientras que los otros seis discos maniobraban juntos de un modo que no podría ser duplicado por un avión. Después de actuar por una hora completa, los ocho discos se dispararon uno tras otro hacia Prescott.






Como Beers era un escritor para el periódico'Prescott Evening Courier', escribió sobre el avistamiento, que apareció en la primera página del periódico escrito, "Flying Saucers Return to Prescott" (Platillos volantes vuelven a Prescott). (Véase la imagen del papel a la izquierda)





El periódico 'Prescott Evening Courier' había citado a Beers diciendo:





"Las seis naves caían dando vueltas en formación, rompieron su formación y se aceleraron para subir y bajar verticalmente de un modo que no podría ser duplicado por un avión. Cuando se movían, su velocidad variaba de muy lenta a más rápida que un avión de reacción.





"Estoy más que convencido de que lo que vimos fue una especie de naves espaciales desconocidas para el público, porque ningún avión podía actuar como los discos que vimos."





Beers dijo que era conocimiento bastante común en aquellas partes, que un ovni se había estrellado mayo 1953 en Kingman, Arizona. Un coronel de la base aérea Wright-Patterson había llegado a Prescott después de ese avistamiento y trató de convencer a Beers que él no vio los ovnis.


Frank Herrmann, en julio de 1990, declaró por su parte que:

"Este tipo, Lloyd Hoffman, me dijo que había visto un objeto grande de forma redonda como un platillo, chocar en el desierto cerca de Kingman, Arizona. Esto fue en el 1953. Él estaba mirando el paisaje en ese momento en un lugar llamado Dutch Flats.

"Él me dijo: 'Yo estaba de pie y esa cosa, este enorme objeto redondo, en forma de un platillo, se vino de punta y chocó en una región en el lado oeste de las montañas Hualapai.' Dijo que había reportado el hecho y poco después, personal militar cerró la zona y bloqueó su acceso. Ahí habían antes aeropuertos auxiliares en el lado noreste del camino. Ocurrió sobre uno de ellos en una región que está a corta distancia de Yucca Road (carretera Yucca), que va hacia Alamo Road (carretera Álamo). El sitio está al este. En 1976, vi el lugar donde se estrelló cuando Hoffman me lo mostró. Los dos llevamos detectores de metal, pero no encontramos fragmentos de nada. Supongo que había pasado mucho tiempo."

Otras informaciones surgieron de investigaciones posteriores. Pero en 1991 un informante confidencial, un ex militar, ofreció una pieza de evidencia muy importante sobre los acontecimientos de Kingman en 1953, un documento que había recibido, años antes, de un general de dos estrellas residente en Anaheim, California.


El general, conocido suyo, aseguraba que él estaba a cargo de operaciones de recuperaciones de ovnis estrellados, y le entregó un boceto que hizo de una supuesta criatura extraterrestre sacada de un platillo volador estrellado en Kingman. El boceto era una copia de 8.5" (21,59 cm) x 11" (27,94 cm) de un dibujo hecho por un militar en la escena, y al parecer mostró el ser recogido de la nave.





Otros informes de testigos:

Otra historia apoyando el accidente cerca de Kingman, llegó al ufólogo Len Stringfield en 1977. Un hombre que estaba en la Guardia Nacional de Wright-Patterson, afirmó que él fue testigo de una entrega en la "escena de un accidente en Arizona" en 1953. Dijo que tres cadáveres habían sido recuperados, se envasaron en hielo seco y que eran de cuatro pies (1,2 metros) de altura, cabezas grandes y piel pardusca.

Desde entonces, varios otros testigos se han presentado, pero aún no hay información detallada hecha al público:

Un hombre que dijo que su padre le había contado la historia como una confesión en el lecho de muerte, relató una historia casi idéntica al investigador Charles Wilhelm en 1966.

En 1995, un hombre que respondía por el nombre en clave de Jarod-2, contactó la publicación de Internet "The Rat Groom Lake Desert" (http://www.ufo-mind.com/area51/) y les dijo que él había trabajado para Fuerza Aérea de los EE.UU. en un proyecto secreto que era un intento de construir un simulador de platillo volador. El proyecto había comenzado a finales de la década de 1940 y se había recogido materiales de los dos accidentes de Roswell y Kingman.

Detalles descritos en el boceto:

Arthur G. Stansel hizo bocetos del extraterrestre y de la nave que él atestiguó, incluyendo una serie de anotaciones que él escribió en ambos lados (ver el dibujo a la izquierda). A continuación traducimos estas anotaciones del inglés para ustedes:

La cabeza (del ser) era relativamente grande para la anatomía del cuerpo. Aparentemente herida en el tope de la cabeza. Rigor mortis en la estructura de los párpados.  La herida de la cabeza hacia difícil examinar los ojos. La piel en el tope de la cabeza y la mejilla izquierda estaban descoloridas. Un líquido viscoso salía por uno de los pequeños orificios nasales.

Ojos extremadamente grandes. Pupila elíptica casi no visible. Los ojos se estiraban hacia los lados de la cabeza.

La estructura del cuello muy floja, posiblemente rota.

Sin lóbulos en los oídos o estructuras exteriores excepto por un pliegue. Área descolorida y oscura alrededor del oído izquierdo. Decoloración y herida aparente en área del hombro izquierdo.


Un posible digito muy golpeado. Membrana entre los dedos de la mano. Móvil, menos densa que la membrana entre dedos de los pies. 






Órganos sexuales muy bulbosos, extremadamente pequeños.
La vestimenta había sido removida - extremadamente olorosa.
Temperatura exterior: 94.50° Fahrenheit (34.722 grados Celsius)
Largura del cuerpo: 3' 10.75" (casi un metro)
Peso aproximado: 33.50 libras (15.195 kilogramos)
Temperatura superficial de cuerpo: 87.40° Fahrenheit (30.778 grados Celsius)
Descoloración cutánea extrema en área de las rodillas.
Dientes no visibles.
Estructura superficial de la piel más durable y seca. 


Áreas húmedas en la región de la ingle y las nalgas. 
Esta humedad es más olorosa y oscura que el líquido exudado por la nariz.
La estructura ósea parece ser más dura que el cartílago, pero no tan fuerte como el hueso.
Uñas tipo garras, extremadamente afiladas.
No hay musculatura superficial.
Vello superficial cutáneo extremadamente fino, como la pelusilla del melocotón, sobre el área de las muñecas y área púbica. Las áreas con heridas muestran edema y grados variados de rasguños. No puedo discernir el tono normal de la piel. El tono de piel variaba de uno grisáceo-blancuzco al marrón claro. Las rodillas y codo se veían levemente más pálidos.

Conclusión:

Raymond E. Fowler hizo varias comprobaciones de la integridad de Arthur G. Stansel y todos los que lo conocieron, dijeron que él era un hombre de gran integridad y de capacidad científica. Él era un hombre honorable que no tenía nada que ganar para inventarse historias de platillos voladores y seres extraterrestres. Como científico e ingeniero, él ha trabajado para unos de los proyectos militares más significativos durante la Guerra Fría y tenía múltiples testigos que más tarde se dieron a conocer para corroborar su extraordinaria experiencia en Kingman. Me parece una coincidencia que ese accidente ocurrió cerca de un campo de pruebas de bombas nucleares como en el caso de Roswell, que no estaba lejos de la primera detonación nuclear en Nuevo México.

La descripción del ser que murió en el ovni estrellado en Kingman es similar a otros supuestos accidentes de ovnis en los Estados Unidos, tales como los del caso de Roswell, en Nuevo México o el de Nuevo Laredo, en Texas. En todos ellos se hacen referencias a seres de unos tres a cuatro pies de alto, con cabezas grandes y grandes ojos almendrados, y claro está, de piel sumamente pálida.

Aunque la tecnología de los ovnis es muy adelantada, estas naves sufren desperfectos y daños y que sus ocupantes no son invencibles, que son tan mortales y falibles como nosotros.



De acuerdo a los numerosos accidentes de ovnis, hay que atenerse al hecho de que estos seres espaciales no son dioses y son inmortales.  Sus naves espaciales son tan falibles y tan destructibles como nuestros propios aviones. Si algún día, intentan invadir la Tierra ahora estamos conscientes de que sus naves pueden ser destruidas y que pueden ser matados y tal vez derrotados. Por supuesto, no sabemos qué tipo de armas pueden poseer ya que son más avanzados que nosotros.








Escrito por Nelson C. Rivera (PRUFON) 

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