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jueves, 30 de junio de 2016

LA HORRIPILANTE SIGUANABA (CENTROAMERICA-SURESTE MEXICANO)




Siguanaba: Del náhuatl,Siguan: barranco, abismo,Waná: Hermana y B’a: Espectro. Es conocida también como: Sihuanaba, Siguamonta, Siguampera, Cegua, Sigua o la Chuca, en diferentes regiones de Centroamérica.

Originalmente llamada Sihuehuet (mujer hermosa), quedó embarazada de un hijo del dios Tláloc, pero resultó mala madre y además infiel. Tláloc la maldijo al descubrirla, llamándola Sihuanaba (mujer horrible). Ella sería hermosa a primera vista, pero cuando los hombres se le acercaran, se convertiría en un ser horrible. Condenada a vagar por el campo, apareciéndose a los hombres cerca del agua. Siempre buscando a su hijo el Cipitío.

En México la Siguanaba "es una mujer con cara de caballo que se le sube a uno en la moto cuando va para la costa y lo saca del camino". En Siquinalá los conductores de furgones se quejan que al manejar "una mujer vestida blanco se les sube a la cabina y los hace meterse entre las cañas".

Otra versión cuenta que Sihuahet era una hermosa mujer. La cual un cacique eligió para ser su esposa. Ella lo rechazó por otro hombre. En castigo el cacique ahogó en el río a su enamorado, y a ella la encerró en una cueva. Mediante el hechizo de un Shaman se convirtió en un ser despreciable. Desde ese entonces ella se pasea angustiosa por la orilla de los ríos, intentando volver a ver al joven que tanto amó.

Se presenta ante los hombres infieles como una bella joven de hermoso cuerpo con su rostro cubierto por el cabello, los atrae cerca del agua y barrancos con sensuales movimientos, y cuando los tiene a su alcance: enseña su cara putrefacta de muerta, a veces es como la calavera de un caballo, sus ojos se salen de sus cuencas y se tornan rojos como si sangraran. Se convierte en una visión horripilante, con los pechos hasta las rodillas, de largas uñas, cabello largo y descuidado. Su antes tersa y delicada piel se torna arrugada y verduzca, y suelta una estridente risa que paraliza de terror al que la escucha.

 Llevándolos hasta la locura o haciéndolos caer por el barranco. Puede librarse de su ataque encomendándose a Dios o jalando el pelo a la Siguanaba. Así ella se asusta y se tira al barranco.
Se puede saber cuándo anda cerca, porque sus pechos golpean las piedras de los ríos produciendo un ruido como de aplausos. Y cerca de los cuerpos de agua se pueden ver sus ojos rojos, vigilando desde las sombras.

martes, 26 de mayo de 2015

TATA DUENDE (BELICE)




Tal vez una historia herededa y con cierta similitud con las leyendas de los chaneques de la peninsula de Yucatán, ya que ambos paises tanto el sureste mexicano,como Belice comparten herencia maya de los pueblos originarios mesoamericanos.



El tata duende.

El mito del Tata Duendees uno de los relatos folclóricos más conocidos de esta región, tanto es así que este duende fue incluido en la estampilla nacional en conmemoración a los personajes folclóricos del país. Cuenta el mito de Tata Duente que en el corazón mismo de los bosques de Belice existe un espíritu en forma de un pequeño hombrecillo, el mismo no posee más de 1,20 m de altura, el mismo posee una larga barba, tiene toda la cara arrugada, posee un aspecto descuidado, dicen que carece de pulgares y lleva puesto siempre un traje compuesto de harapos o pieles viejas, este hombrecillo no es más que un duende y se lo conoce como Tata Duende, es un espíritu protector que siempre vela por el bienestar del bosque, de la naturaleza y de los animales, es realmente poderoso y posee un gran control sobre la magia, así como también sobre la hipnosis. Los habitantes de Belice aseguran que se puede sentir la presencia de Tata Duende ni bien se ingresa en la selva, además aseguran que una vez dentro se debe prestar especial atención a no dañar la naturaleza, de lo contrario se podría provocar la ira del duende, la cual aseguran que es completamente mortal debido a los grandes poderes que pose este espíritu, pero si uno es cuidadoso se puede transitar tranquilamente por aquellos parajes, pues el duende en realidad es tranquilo y solo ataca a las personas para defender la selva, así como todo lo que hay en ella.

leyenda popular de belice.

viernes, 20 de marzo de 2015

el sisimique o sisimico (centroamérica)



Conocido en otras regiones de Centroamérica como Sisimite, Sisimike o Sisimico, se trata de una leyenda de origen indígena, difundida en el país principalmente por los maléku, acerca de una criatura (o raza de criaturas) de forma humanoide, de gran tamaño, con cara de hombre y cuerpo de mono cubierto de espeso vello, que habita en las oscuras y profundas cavernas de las montañas, y que se caracteriza por tener solamente cuatro dedos en las extremidades, destacándose que tienen los pies invertidos, por lo que dejan huellas al revés, de modo que nadie pueda seguirlos. Estos seres tendrían particular debilidad por raptar a las mujeres en su noche de bodas y llevárselas a sus cuevas.


COSTA RICA




En la región de Matambú, en Guanacaste, existe la creencia de la existencia de Sisimicas, es decir, versiones femeninas de esta criatura, en la forma de mujeres viejas y desgreñadas. También en esta zona se cree que la Sisimica es la esposa del Viejo del Monte, cuya apariencia recuerda mucho al Sisimiqui.

La forma y leyenda del Sisimiqui recuerda en cierto modo a otros seres humanoides como el Pie Grande o el Yeti.


NICARAGUA

En lengua mískita, según consultas realizadas, se denomina Sisimihski o también Ulak, a un ser con características extraordinarias. Una especie de mono muy grande —como de dos metros de alto—, fuerte, cubierto de pelo, que habita en lugares remotos de la montaña. Pocos lo han visto. Pero muchos hablan sobre él.

Seguramente, la españolización del nombre indígena derivó en Sisimike y muchos pobladores desde las riberas del río Coco hasta la Reserva Indio Maíz, en el límite sur del territorio, pueden decir algo sobre esta criatura.

Para los pobladores de comunidades indígenas, el animal tiene características monstruosas. Es peligroso y se lo asocia con la maldad. Puede encontrárselo en zonas de selva o lugares solitarios y provoca, por su aspecto, temor y espanto. En las áreas mestizas del centro del territorio, si bien se lo describe de la misma forma, más bien se trataría de un ser huidizo, tímido, que evita en encuentro con los humanos.

No siempre los campesinos se disponen a hablar sobre el Sisimikede manera espontánea y natural. Temen la burla. Tal vez porque se trata de un animal/hombre cuya existencia está en el filo de lo real y lo imaginario.
Forma parte de las conversaciones que los pobladores de las áreas rurales mantienen entre sí. De sus creencias. De sus leyendas. De cuentos que los más viejos de la familia aún refieren a los jóvenes.

Desde 1990, escuchamos historias que hacen referencia al Sisimike.Asociamos estos relatos a personajes como el Yeti en el Himalaya oPie Grande en Norteamérica. El Youi en Australia y otro ser semejante en Indonesia. Hay quienes atestiguan encuentros con estos seres solitarios y enormes. Hay quienes han filmado escenas y tomado huellas de pisadas de estos especímenes sorprendentes.

Sea como sea, existan o no, formen parte de una especie sobreviviente de un pasado remoto o sean producto de la imaginación colectiva, es indudable que constituyen parte de la realidad del mundo rural e indígena.

Hace unos pocos días tuvimos la oportunidad de viajar con un grupo de amigos nicaragüenses y amigos embajadores a la zona del río San Juan y llegar hasta San Juan de Nicaragua. Durante todo el viaje se estuvo bromeando sobre el Sisimike, a partir de una referencia que hiciéramos sobre la historia que cuentan los campesinos.

Ninguno de nuestros compañeros de viaje conocía sobre el tema. Uno de ellos en particular, Camilo Fernández, quién se definiera como cazador y pescador de lugares remotos del territorio nicaragüense, afirmó no haber escuchado nunca sobre la existencia de dicha criatura.

Sin embargo, en la medida que el viaje avanzaba hacia nuestro destino final en la Reserva Indio Maíz, los testimonios de pobladores, guardabosques y motoristas de lanchas, fueron arrojando ciertos datos y, consecuentemente, cierta preocupación en los escépticos visitantes.

En particular, el testimonio de Roberto Granja, guardabosque de MARENA para la Reserva, fue muy interesante. Afirmó haber encontrado una huella más grande que la de un humano en cierta ocasión que, en compañía de un oficial del Ejército, recorrían un sector de la montaña en un paraje conocido como La Tigra.

La otra particularidad de esta huella es que sólo marcaba cuatro dedos. Roberto, hombre profesional, conocedor de toda el área, hablaba con seriedad sobre el tema y no descartaba la existencia delSisimike.

Los comentarios de los integrantes de la comitiva siempre estuvieron cargados de bromas y mucho humor. Para nosotros, ciudadanos acostumbrados a creer sólo lo que podemos ver o lo que está escrito en las publicaciones científicas, no es concebible la existencia de un animal de estas características. O, al menos, aunque tengamos la sospecha de su posible existencia, no nos atreveríamos a confesarlo. Y menos aún delante de embajadores o personas con las cuales no tenemos suficiente confianza.



Los campesinos, indígenas y pobladores de las áreas rurales hablan y comentan sobre el Sisimike con naturalidad. Como si se tratara de algo que tiene existencia. ¿Es qué el concepto de realidad difiere si se trata de nosotros o de la gente del campo? ¿Será qué el hombre acostumbrado a vivir en la montaña mira la realidad de manera diferente? En todo caso ¿cuál sería esa diferencia?
Decía Camilo, refiriéndose a su actitud frente a estas creencias: “Yo sólo creo lo que puedo ver y sentir. Lo que está comprobado. Lo otro es sólo cuento.” Pero el campesino no parte de esa misma actitud. Él se vincula con la realidad a través de otros mecanismos. Sus emociones y sentimientos juegan un papel primordial en el conocimiento de las cosas.

Nosotros anteponemos la razón, la lógica, o sea la objetivación de la realidad. Ellos, en cambio, anteponen el sentir y las emociones. Las cosas se miran más como acontecimientos que como objetos. Y en este sentir la realidad convive siempre el sentido de lo fasto y lo nefasto en un juego continuo. Como parte de un todo. Del cual nuestra propia existencia forma parte.

De tal manera que cuando decimos Sisimike, para el indio tiene un significado y para nosotros tiene otro. Para aquel se entra en el terreno del miedo. En el terreno de lo inexplicable que existe. En los imponderables que la dura realidad de la vida de la montaña le depara al hombre. Imponderables que pueden producir hechos que pongan en peligro incluso la propia vida.

Estamos, por tanto, sujetos a una realidad agresiva que podría descargar un rayo, una inundación o el encontrarse con un animal/hombre que nos produzca espanto.

En realidad, no se trata de probar si el Sisimike existe o no. No se trata de obtener pruebas de ello. Se trata, en todo caso, de preguntarse qué pasa con la conciencia del hombre del campo para que ese ser cobre realidad. Y para que a partir de ello, el tema se convierta en una suerte de mito entre las poblaciones de la montaña.

¿Cómo funciona esto? ¿Tendrá la misma significación que tiene la búsqueda de Pie Grande o del Yeti en otros contextos geográficos y culturales distantes?. Sería interesante que así pudiera ser. Tal vez de este modo podría determinarse que existen realidades comunes en la conciencia humana en general.

Tal vez, formas de percibir la realidad fundadas en mecanismos similares. No importa que vivamos en Nepal, en algún lugar de las montañas Rocallosas o en la comarca La Tigra en la rivera del río San Juan de Nicaragua.

Esto, en definitiva, apunta a tomar en cuenta los relatos y testimonios de la gente del campo. A escucharlos con atención. A encontrar en ellos una línea de pensamiento que hemos subestimado en aras de un supuesto racionalismo de gabinete.

Y que en esos relatos pueden existir las claves de un pensamiento más general. Un pensamiento de lo humano en las montañas de Nicaragua. Un pensamiento que podría darnos, además, elementos para comprender más a fondo nuestra realidad y comprendernos a nosotros mismos. No desde el desarraigo de nuestra formación lógica, sino de un mayor compromiso con lo nuestro

FUENTE 
http://es.wikipedia.org/wiki/Leyendas_de_Costa_Rica#El_Sisimiqui
http://www.confidencial.com.ni/archivo/2000-236/rostrosdenicaragua.html
POR SERGIO CARAMAGNA