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sábado, 17 de septiembre de 2016

EL CRÁNEO Y LA BODA



Cuentan los abuelos,hace mucho tiempo tal vez unos 47 años más o menos,un joven que en fechas futuras contraería nupcias paseaba con los amigos una noche,ya de regreso a sus casas tenían que cruzar por el panteón del pueblo.
Venían distraídos y riendo cuando se pronto se encontraron con un cráneo humano sobre el suelo; al joven no se le ocurrió mejor cosa que decir “te invito a mi boda”; y le propinó una patada como si de un balón de fútbol se tratara.
Llegó el día de la boda,todo era alegría,felicidad y golgório.La música sonaba y la gente bailaba y reía.
De pronto alguien llamó a la puerta ,el novio estaba ocupado y fué uno de los amigos quien fué a atender el llamado,abrió la puerta y se escuchó una voz cavernosa que dijo:“ ¿puedo hablar con el novio?”.El amigo entró a buscarlo y le dijo que le buscaban.
El novio acudió a la puerta,sacó la cabeza vió hacia ambos lados y no vió nada,hasta que dirigió la vista al suelo ,y ahí estaba en el suelo un cráneo que le hablaba y le dijo: “he venido a tu boda,recuerda que tu me has invitado”.
Diciendo eso,el joven cayó muerto de la impresión causada y la boda tuvo que ser suspendida por obvias razones.
Todo por no respetar a los difuntos.
Historia popular de Guanajuato México,transmitida de forma oral por los ancianos.

jueves, 30 de junio de 2016

LA RODILLA DEL DIABLO


En la calle de Refugio, que después se llamó Tepetate y actualmente es conocida como Aztecas, antiguamente había una piedra que encajaba perfectamente con una rodilla,la cual delimitaba la esquina con la actual calle de Obregón.
Durante la época de la colonia, la calle del Refugio, era un callejón oscuro que delimitaba una propiedad del convento de los padres Carmelitas, donde no había construcción alguna, sino unas largas y tétricas tapias que empezaban desde la calle de Atarjeas hasta Obregón, terminando en lo que hoy es calle de Benito Juárez, antes Compañía Vieja, nació una de las leyendas más populares de Celaya.
Cuenta la leyenda que un capataz de las obras de reconstrucción que llevaban a cabo los sacerdotes de la Celaya de entonces, acostumbraba elegir entre los trabajadores a los mejores y más saludables hombres, y para ahorrarse trabajos de elección, mandó colocar aquella famosa piedra que tenía la altura de una persona físicamente bien constituía, y a una cierta distancia había dos hoyos en donde también debían embonar los dedos índice y pulgar; quien pasará aquella prueba se podía considerar contratado por el capataz.
La gente contaba que este consejo se lo había dado un capitán que un día se había aparecido en la obra, ataviado con una enorme capa dragona y cubriéndose el rostro con una parte de esta, que era de color negro. El capataz sin pensarlo dos veces aceptó aquel consejo, lo que le daba más tiempo de estar acostado tomando pulque y aguardiente.
Dicen que impulsado por la necesidad, cierto día llegó un jovencito, casi un niño, pero muy bien desarrollado, que dio las medidas perfectas en la piedra y de inmediato comenzó a trabajar; pero al no dar el rendimiento de la gente adulta, el capataz saturado de alcohol descargó su ira sobre aquel muchacho, destrozando de la nariz y dejándole su brazo izquierdo muy lastimado. Cuando sus compañeros de trabajo vieron que ya estaba acá sigues falleciendo, inmediatamente detuvieron el brazo del verdugo, y en ese momento vieron un rostro desfigurado que tenía espuma en la boca, por lo que uno de los trabajadores le aventó un escapulario, que al tocar el cuerpo del malvado vieron que en otra cosa que el capitán de la capa dragona, que al recibir el roce de este, inmediatamente se echó a correr perdiéndose por el lado norte de la ciudad.
Todos se dedicaron a cuidar al pobre muchacho, y fue hasta entonces que vieron al capataz dormido, perdido de tanto embriagarse, ni siquiera se dio cuenta de que el demonio lo había suplantado. El sacerdote encargado de la obra apenas se enteró de lo ocurrido, dio de baja al irresponsable capataz, bendijo la piedra haciendo caso omiso de las advertencias que le hacían, por lo que nunca ordenó que se mandara quitar.Aquella piedra estuvo por muchos años, pero fue hasta el año de 1960 cuando se empezó a fraccionar por lo que es el rumbo de Aztecas, por lo que la piedra fue quitada de su lugar y así se perdió la tradición de muchos niños, que para medir su valor acudían a medir su rodilla en la piedra y a meter los dedos en las pequeñas cavidades. La gente adulta evitaba en lo posible pasar por aquel lugar, pues no podían evitar sentir cierto escalofrío al recordar, según dicen las consejas, que la piedra que ahí existía la había puesto el mismísimo Diablo.


LEYENDA DE GUANAJUATO,MEXICO

miércoles, 9 de diciembre de 2015

El catrín

Lo único que tenemos seguro en esta vida es la muerte, eso es lo que le pasó a un joven enamorado y a una hermosa dama, cuya historia de amor terminó en tragedia.

La historia se desarrolla en uno de los barrios más antiguos de la ciudad de León, el barrio de San Juan de Dios, el cual comenzó  a poblarse en 1620, cuando los padres Juaninos edificaron el templo, convento y hospital.

Un día, ya en la década de los 40´s, un elegante joven que viajaba frecuentemente a la León para hacer negocios,  paseando por el jardín de San Juan de Dios, de repente vio una muchacha muy guapa; al instante él quedó asombrado por la belleza de aquella mujer y ella de igual manera, ya que era poco común en la ciudad ver a un hombre tan bien vestido

Los jóvenes se hicieron amigos y al poco tiempo  se volvieron novios, nadie se opuso a la relación, pues a  los padres de ella les pareció un muchacho de buenos sentimientos; por su vestimenta se le apodó como “El Catrín”.

Siempre se les veía paseando tomados de la mano, por los alrededores del barrio y en ocasiones sentados bajo la sombra de los árboles del Jardín, es probable que hasta hayan disfrutado de una rica nieve de las neverías que están en frente a la iglesia.

Así pasaron los días aquellos tórtolos enamorados, hasta que el joven tuvo que seguir con sus ocupaciones para no perder su negocio, por lo cual se dedicó a viajar constantemente, lo que ocasionó que comenzará a sentir desconfianza de lo que hacía su novia mientras estaba de viaje, los celos provocaron que la pareja  comenzará a vivir momentos violentos.

La muchacha no aceptó el comportamiento que había adquirido su novio, advirtiéndole que si no cambiaba de actitud, daría por terminada la relación; el joven no tomo del todo bien el aviso, por lo que la comenzó a amenazar con tomar represalias contra su familia y diciéndole que ni la muerte sería capaz de alejarlo de ella, pues aun muerto volvería, para atormentarla por siempre.

Con el paso del tiempo, la relación pareció mejorar, no volvieron a pelear, pero no era por el amor que se tenían, si no por las amenazas que él le había hecho a la joven, quien no podía ver a ningún otro muchacho, sin que se desatara la violencia del Catrín.

Un día el joven si consultar a su novia, visitó a su padre para pedir su mano, pero el señor no contestó hasta que su hija llegó, quería conocer la decisión de su hija y la apoyaría sin importar cual fuera.

La respuesta de la muchacha fue negativa, por lo que el padre de la joven pidió al elegante caballero que se retirará de su casa.

El joven no era capaz de entender la razón por la que su amada lo había rechazado, con lágrimas en los ojos pidió una explicación, con la promesa de retirarse para siempre de su vida después de escucharla.

Se alejaron de la familia, quien estaba reunida en la sala, platicaron un momento, hasta que los ánimos se elevaron. Los padres comenzaron a escuchar gritos de desesperación, cuando de pronto todo quedo en silencio, la madre de la joven salió al lugar donde estaban los novios, pero sólo vio a su hija recostada en una banca en un charco de sangre y con una herida en el cuello, la muchacha había muerto en manos de aquel joven que decía amarla.

La familia de inmediato pidió ayuda a los vecinos para encontrar al asesino, buscaron durante horas sin lograr nada, al día siguiente, mientras llamaban a misa, se encontraron a una multitud de personas rodeando uno de los árboles del jardín de San Juan de Dios; colgado de una de sus ramas yacía el cuerpo de un joven enamorado, enloquecido por los celos.

Hasta hoy, no se sabe con exactitud si el Catrín se quitó la vida o alguien lo encontró y cobró venganza, ya que las dos versiones son contadas.

Se dice que por las noches, se puede ver a un joven rondando la fuente del jardín y la entrada del templo, razón por la que hay quienes prefieren dar la vuelta, antes que cruzar por ahí.

Fuente:

  • http://livingandtravel.com.mx/