Mostrando las entradas con la etiqueta leyenda urbana. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta leyenda urbana. Mostrar todas las entradas

jueves, 4 de abril de 2019

KIMBERLY

Kimberly  fue encontrada muerta  en un canal  en la colonia Santa Elena, había sido violada y mutilada de una manera perversa, presentaba huellas de tortura y tenía sus pechos mordisqueados y los genitales dañados por diversos cortes.

Lo que quedaba de su ropa estaba manchada de sangre y en su ropa interior había restos de semen, tendría unos 14 años y era residente de la colonia Emiliano Zapata. La gente poco a poco se fue olvidando de ella... Había una familia que vivía muy cerca al lugar donde fue hallada muerta, tenían una hija menor que acostumbraba a jugar por esos alrededores, en una de esas ocasiones se topó con una pulsera con un corazón, era de plata y tenia escrito el nombre de “Kimberly” en la parte trasera. La tomó sin pensar y desde aquel día nunca la soltó.

Desde ese suceso empezó a ocurrir algo inusual con la niña, se quedaba viendo fijamente al canal por un buen rato con la mirada perdida, la niña decía que veía a una muchacha asomarse y le tendía la mano para que la ayudara, Por la noche Jennifer se despertaba gritando después de haber tenido pesadillas, la niña decía que se veía a si misma siendo atacada por un señor que la golpeaba y la cortaba. 
Lo peor sucedió una noche ella que no regresaba, nadie sabía de ella, unos decían haberla dejado en el canal jugando, temiendo lo peor llegaron al canal después de buscarla entre la oscuridad la hallaron, estaba sucia y llena de lodo apestoso, la niña tenía la mirada pérdida y no decía una sola palabra, angustiados los padres la llevaron a su casa, la limpiaron y la acostaron. 
La noche transcurrió tensa, los padres no sabían qué hacer, de pronto un grito de terror los alertaba, esta vez era de la hija más grande, el padre salió para ver que sucedía, la jovencita estaba afuera del baño y temblaba señalando la ventana del cuarto. -Ahí estaba, era una muchacha papá, tenía sangre por todos lados-
-¿Qué muchacha, dónde está?- -No sé, desapareció cuando me di cuenta que estaba ahí, le pregunte que quién era y me miro y  desapareció. 

Después se escuchó los gritos de la esposa, Jennifer había desaparecido, desesperados salieron a buscarla vieron a lo lejos a la niña corriendo en por las calles todos salieron detrás de ella, cuando la alcanzaron la vieron entrar en un tubo de desagüe del canal donde jugaba, al bajar la vieron sentada llorando desconsoladamente, como pudieron la sacaron del lugar y la llevaron a la casa. 

-¿Por qué haces esto Jennifer? Preguntó la mamá 
La niña habló entre dientes
-Es la muchacha muerta, ella me habla entre sueños, la muchacha muerta se llamaba Kimberly, ella me dijo quien la mató

Al decir esto, todos se quedaron en silencio, recordaron el crimen de la joven y que el asesino no había sido encontrado
-¿Quién fue?

El rostro de la niña cambió, ahora reflejaba una cara llena de ira, alzó la mano en la que apretaba la pulsera de plata que encontró en el canal, y vio fijamente a su papá, que se encontraba en la habitación y lo señalo, diciendo con una voz grave y adulta. 

-Fue él, mi papá

Leyenda urbana Mexicana


domingo, 17 de abril de 2016

LA PULSERA NEGRA

Según cuenta la leyenda en algunos hospitales de Estados Unidos utilizan unas pulseras de color negro para marcar la hora a la que falleció una persona y cual fue el motivo de su muerte. Si ves a alguien con una de estas pulseras podrías estar junto a un fantasma…

Thomas era un joven médico que trabajaba de interno en un frío hospital de Dakota del Norte. Su vocación y sus ganas de salvar vidas eran el único motivo por el que no caía rendido de cansancio en unas interminables guardias que podían prolongarse hasta 36 horas y que le dejaban exhausto.

Aquella noche había sido especialmente dura, el servicio de urgencias no tuvo ni un respiro y Thomas había tenido que encargarse por primera vez de una paciente sin el respaldo de otro doctor. Luchó por la vida de la chica, que no debía tener más de 22 años, durante más de dos horas, pero desde que llegó se había considerado un caso perdido y en el hospital decidieron priorizar a otros pacientes que tenían más posibilidades de sobrevivir. Los daños que había sufrido la joven en ese accidente de tráfico múltiple eran tan graves, que incluso si Thomas hubiese conseguido obrar un milagro y la chica hubiese sobrevivido, las secuelas hubiesen sido tan graves que probablemente habría quedado en estado vegetativo.

Los médicos más experimentados del hospital habían acudido en la ayuda de los otros accidentados y decidieron “bautizar” a Thomas con un caso imposible para que un primer “fracaso” le hiciera comprender lo dura que es su profesión y no empezara a creérselo demasiado. Además priorizando a otros de los heridos habían conseguido salvar la vida de tres personas, en lo que había sido el peor accidente de tráfico que habían registrado las carreteras de la región en meses.


Thomas era consciente de que la chica probablemente nunca tuvo posibilidades de sobrevivir, pero aún así se sentía destrozado por dentro y tuvo que tragar saliva para contenerse las ganas de llorar cuando le puso una pulsera negra a la fallecida. La pulsera negra era un protocolo de su hospital que servía para marcar a un difunto y señalar la hora y causas de su muerte. Normalmente eran las enfermeras quienes se encargaban de rellenar los datos y ponerle la pulsera antes de mandar a un cadáver a la morgue. Pero Thomas pensó que haciéndolo él, el recuerdo de su primer “fracaso” le serviría para aprender y avanzar en la que puede llegar a ser una de las profesiones más duras. Memorizó cada una de las facciones de la chica y la cubrió con una sábana para que uno de los celadores se la llevara en una camilla por un interminable pasillo que conducía al depósito de cadáveres.

Al finalizar su turno, Thomas parecía un zombi, su cara demacrada por el cansancio y el fuerte impacto emocional de perder a su primer paciente le habían dejado destrozado. No era la primera vez que alguien se moría en una mesa de operaciones frente a él, pero esta era la primera vez que él era el doctor al mando y el “único responsable”. En su mente repasaba todos y cada uno de sus movimientos y trataba de buscar cual fue su error o si había algo más que pudiera haber hecho. Pero incluso él mismo, sabía que su proceder había sido impecable y que cuando a alguien le llega la hora es imposible luchar contra el destino.

Cabizbajo y caminando casi dormido entró en el ascensor. Se dirigía a la séptima planta donde tenía su ropa, lo único que quería era cambiarse e irse a dormir a la residencia que estaba a pocas calles del edificio del hospital. Eran las cuatro de la mañana y el hospital parecía vacío, tan absorto estaba en sus pensamientos que casi ni se dio cuenta de que había alguien dentro del ascensor cuando entró. Una mujer le saludó:

-Uff y yo que creía que tenía mala cara, ¿chico pero que te ha pasado?

Thomas se giró y vio a una mujer de unos cuarenta años que le sonreía, estaba casi tan pálida como él y aunque no tenía muchas ganas de conversar la contestó.

-Hoy ha sido un día muy duro, no se ni como estoy todavía de pie. Además he perdido a mi primer paciente – le dijo mientras ponía un gesto que denotaba que estaba a punto de echarse a llorar.

-Pues por la cara que pones estoy seguro que has hecho todo lo que podías, no seas tan duro contigo mismo.

-Muchas gracias, probablemente mañana pueda verlo de otra forma – dijo Thomas mientras se giraba a ver porque se había abierto la puerta del ascensor en una planta que ninguno de los dos había marcado.

Al mirar fuera vio la silueta de una joven en mitad del pasillo, al terminar de abrirse la puerta del ascensor comenzó a girarse lentamente hacia ellos. Thomas al ver la cara de la chica dio un salto hacia atrás y pegó la espalda a la pared del ascensor mientras señalaba a la chica que había fuera y trataba de decir algo sin conseguir articular palabra. De repente pareció recuperar el control de su cuerpo y se abalanzó hacia el panel del ascensor presionando repetidamente el botón que cerraba las puertas. La mujer que había en el interior del ascensor se quedó mirándole perpleja cuando la puerta se cerró cuando faltaba menos de un metro para que la joven que había fuera entrara en el ascensor.

-E… e… esa chica – dijo tartamudeando del susto – yo mismo la vi morir, no pude hacer nada para salvarla y le puse esa pulsera negra.

La mujer que se había mantenido pegada a la pared sonrió y mientras levantaba el brazo le preguntó:

– ¿Una pulsera cómo esta?

Thomas se giró a mirarla y vió como en su muñeca había una pulsera de color negro, idéntica a las que usan en el hospital. El joven médico se desmayó del susto y en su caída agarró fugazmente el brazo que le mostraba la mujer con la que había compartido la charla en el ascensor.

Minutos después encontraron a Thomas aún desfallecido en el suelo del ascensor. Todos atribuyeron su desmayo al cansancio. Pero él sabía que lo que había pasado era real, en su mano tenía una pulsera negra que había arrancado sin querer del brazo de la mujer que había en el ascensor mientras caía desmayado. Al revisar la pulsera pudo comprobar que la mujer había fallecido dos años antes en un accidente de tráfico muy similar al de la chica que quiso salvar.


fuente:
http://www.leyendas-urbanas.com/

jueves, 18 de junio de 2015

los muñecos elfos que cobran vida.

ESTOS MUñECOS LLAMADOS ELFOS SE VENDEN EN TIENDAS Y POR LAS MERCADOS Y TIANGUIS DE LA CIUDAD DE MÉXICO,LOS VENDEN SEGÚN ELLOS DESACTIVADOS Y SE TIENE QUE HACER UN RITUAL PARA ACTIVARLOS.
HAY PERSONAS QUE VAN A TODOS LADOS CON ELLOS,LOS ALIMENTAN Y LOS TRATAN COMO SU FUESEN SUS HIJOS PUES SEGÚN ELLOS,COBRAN VIDA,CAMINAN,COMEN, ETC.


HISTORIA DE JESUS OLVERA.



Tuve una vecina que tenía uno de esos muñecos y lo trataba como si fuera su hijo, incluso había días en los que ella me saludaba y yo la saludaba pero luego ella me decía que Oscar (Su Elfo) me decía hola, y yo pues aunque confundido lo saludaba, un día ella me habló para ayudarla en su sala acerca de su DVD que no leía su disco de música, yo con mucho gustó entré y la ayudé, resulta ser que su DVD no era el problema si no que el Disco estaba rayado ella se puso triste pero yo le dije la solución, solo le quemé el disco y listo, usé uno de los discos vírgenes que tenía y no le cobré nada. Al día siguiente ella me habló de nuevo y me agradeció por lo que hice yo pues solo le dije que no era nada, la cosa se puso rara cuando ella me dijo que yo le agradaba a Oscar y que quizás lo salvé de su castigo, según ese elfo era muy travieso y cuando el hacía una broma de mal gusto lo castigaba encerrándolo en el closet y dice que el odiaba eso, yo me fui con una cara de "WTF".
Un día escuché un sonido muy fuerte que venía de mi sala, el sonido era de una ventana rompiéndose, mi ventana, mis papás llegaron rápido con la preocupación de que algún malhechor entró a la casa, por suerte solo era una broma de muy mal gusto que hizo un niño muy travieso. Al día siguiente mi vecina estaba hablando con mis padres pidiendo disculpas porque Oscar fue el responsable de esa broma y que ya lo castigó por eso, mis papás no sabían quien era Oscar, mi vecina decidió pagar los gastos de la ventana rota, mi mamá me envió para recoger el dinero porque ella tenía que ir con una tía a ayudarle a bordar una fundas de almohada, yo un poco atemorizado entré con la vecina a su casa, ella buscó el su bolso el dinero pero no tenía así que ella fue a buscar en su caja fuerte que estaba en su cuarto, ella me dijo que fuera con ella (No mal piensen) sacó su caja fuerte pero no tenía la llave para abrirla, estaba en su sala así que fue por ella, yo espere en su cuarto, pero mientras yo esperaba escuche fuertes pero enserio fuertes golpes que venían dentro de ese closet hasta oí arañazos, yo recordé su Elfo Oscar y mientras yo entraba a la casa de mi vecina no lo vi en ninguna parte. 3 días después ella se mudó de casa y pidió que demolieran su antigua casa, hoy en día ese terreno ya esta ocupado, ahora esta un centro de fiestas.

miércoles, 8 de abril de 2015

EL SEñOR BOCA GRANDE


Durante mi niñez, mi familia era como una gota de agua en un gran rio; Nunca permanecíamos en un solo lugar por mucho tiempo. Nos mudamos a Rhode Island cuando tenía 8 años, y permanecimos ahí hasta que fui a la Universidad en Colorado Springs. La mayoría de mis memorias son de cuando vivía en Rhode Island, pero hay fragmentos en mi mente de los muchos hogares en los que habite, cuando era mucho más joven.

La mayoría de estas memorias son poco claras y sin sentido – Como el perseguir a otro niño en el patio de una casa en Carolina del Norte, intentar construir una balsa detrás de un departamento en el que viví en Pennsylvania, y cosas como esas. Pero hay un puñado de memorias que permanecen tan claras como el vidrio, como si hubiesen ocurrido ayer.

Vivíamos en una casa en las afueras de la bulliciosa ciudad de New Vineyard, Maine. Era una casa grande, en especial para una familia de tres. Había una serie de cuartos que estaban totalmente desocupados, a los cuales no entre durante el tiempo en el que viví en esa casa. Supongo que era un desperdicio de espacio, pero era lo único que pudo rentar mi papa que le quedar cerca de su trabajo. Recuerdo que, en el día después de mi cumple años, tuve una fiebre tremenda. El doctor dijo que tenía Mononucleosis lo que, para mí, significaba mas fiebre y no poder salir a jugar por al menos, tres semanas. Era un momento terrible para estar atado a la cama; Estábamos empacando para mudarnos a Pennsylvania, y la mayoría de mis cosas ya estaban dentro de cajas, dejando mi cuarto casi vacío. Mi mama me traía agua mineral y libros varias veces al día, los cuales servían como único entretenimiento durante estas semanas. 


No recuerdo exactamente como conocí al Sr. Bocagrande. Creo que fue una semana después de que diagnosticaron la Mono. Mi primera memoria de la pequeña creatura fue de cuando le pregunte su nombre. Me dijo que lo llamara Sr. Bocón, porque tenía una boca enorme. De hecho, ahora que lo pienso, todo en su cara era enorme en comparación a su cuerpo- Su cabeza, sus ojos, sus arrugadas orejas-. Pero su boca, sin duda era lo mas grande.
Te pareces a un Furby”, le dije mientras miraba uno de mis libros.

El Sr. Bocagrande se detuvo y me miro extrañado. “Furby? Que es un Furby?” – Me pregunto.

“Tu sabes… El juguete peludo con orejas enormes, lo puedes acariciar y alimentar, casi como una mascota real.”

“Oh!.. Tu no necesitas uno de esos. No es lo mismo que tener un amigo real”.

Recuerdo que el Sr. bocagrande se desaparecía cada vez que mi mama iba a mi cuarto a revisarme. Se ocultaba bajo mi cama y me decía: “No quiero que tus papas me vean, tengo miedo de que ya no nos dejen jugar juntos”.

No hicimos mucho durante los primeros días. El Sr. Bocagrande, solo veía mis libros, fascinado con las imágenes e historias. Por ahí del tercer o cuarta noches desde que lo conocí, me despertó con una gran sonrisa en su rostro. “Vamos a jugar un nuevo juego”, me dijo. “Pero tenemos que esperar hasta después de que tu mama venga, porque es un juego secreto”.

Después de que mi mama me trajera mas libros y refresco, a la hora de siempre, el Sr. Bocagrande se deslizo desde debajo de la cama y tomo mi mano. “Tenemos que ir al cuarto que esta al final del pasillo”, me dijo. Me negué al principio, pero el Sr. Bocagrande, insistió hasta que cedí.

El cuarto en cuestión, no tenía ni muebles ni tapiz. Lo único que lo distinguía era una ventana del lado opuesto a la puerta. El Sr. Bocagrande corrió a través del cuarto, y le dio un firme empujón a la ventana, dejándola un poco abierta. Entonces, el, me insistió en que mirara hacia el piso, afuera.

Aunque estábamos en el segundo piso de la casa, la caída era más alta debido a que estábamos en una colina. “Me gusta jugar a fingir aquí”, me explico el Sr. Bocagrande. “Finjo que hay un suave y enorme trampolín allá abajo, y brinco. Si lo crees con todas tus fuerzas, vas a ver qué rebotas hasta acá arriba, como una pelota. Quiero que lo intentes!”

“Es muy alto”, le dije.

“Pero eso es lo divertido! No sería tan divertido si fuera una caída corta. De ser así, mejor si rebotaras en un trampolín real!”

Recuerdo haber jugado con la idea; Dejarme caer en el fresco aire, y rebotar en algo que mis ojos no podían ver. Pero el realista en mi, prevaleció. “Quizas en otra ocasion”, le dije. “No se si tenga tanta imaginacion. Podria lastimarme”.

La cara del Sr. Bocagrande se contorsiono con un gruñido, pero solo por un momento. Decepcionado, se metió debajo de mi cama, donde estuvo quieto el resto del día.

La mañana siguiente el Sr. Bocagrande llego con una pequeña caja. “Quiero enseñarte malabares”, me dijo. “Aquí hay algunas cosas que puedes usar como practica, antes de que te de tu primera lección”.

Mire la caja; Estaba llena de cuchillos. “Mis papas me mataran!”, le grite horrificado de que el Sr. Bocagrande había traído cuchillos a mi cuarto- Objetos que mis papas no me dejarían tocar nunca!

El Sr. Bocagrande gruño. “Es divertido jugar con esto. Quiero que lo intentes”.

Aleje la caja de mi. “No puedo. Me regeñaran. Los cuchillos no son seguros para aventarse”.

Las cejas del Sr. Bocagrande se cerraron, molesto. Tomo la caja con los cuchillos, y se metió debajo de la cama, otra vez durante todo el día. Me empezaba a preguntar que tan seguido se la pasaba debajo de mi.

Desde ese entonces, empecé a tener problemas para dormir. El Sr. Bocagrande, me despertaba en la noche diciéndome que había puesto un trampolín real debajo la ventana, uno enorme que no podía ver en la obscuridad. Siempre me negué y trataba de volver a dormir, pero el Sr. Bocagrande persistía. Algunas veces, se quedaba a mi lado hasta el amanecer, animándome a saltar.

Ya no era tan divertido jugar con él.

Una mañana, mi mama fue hacia mi cuarto, y me dijo que tenía permiso de ir a caminar afuera. Pensaba que el aire fresco sería bueno para mí, especialmente después de estar confinado a mi cuarto por tanto tiempo. Con emoción, corrí hacia el patio, esperando poder sentir el sol en mi cara.

El Sr. Bocón me estaba esperando. “Hay algo que quiero que veas”, me dijo. Debí darle una mirada fea, porque entonces me dijo: “Es seguro, no pasa nada, te lo prometo”.

Lo seguí hasta un viejo camino que corría a través de los bosques detrás de mi casa. “Este es un camino importante”, me explico. “Tengo muchísimos amiguitos de tu edad. Cuando estubieron listos, lo lleve por este camino. A un lugar especial. Todavía no estás listo, pero algún día, espero, lo estarás”.

Regrese a mi casa preguntándome, que tipo de lugar existía más allá de aquel camino.

Aproximadamente dos semanas después de conocer al Sr. Bocagrande, empacaron la última carga de cajas en el camión de mudanzas. Me fui adelante con mi papa, en un largo recorrido hacia Pennsylvania. Había considerado en decirle al Sr. Bocagrande que me iba, pero aun teniendo 5 años, sospechaba mucho de las intenciones de la creatura, a pesar de lo que me decía. Fue por esta razón que decidí no mencionar nada de mi mudanza.

Eran la 4:00 am cuando mi papa y yo estábamos en el camión. Mi papa esperaba llegar a Pennsylvania para la hora de la comida al día siguiente, con ayuda de una larga dotación de café y bebidas energéticas. Recuerdo que se parecía mas a un tipo que estaba a punto de correr una maratón, que un tipo que se la pasaría sentado por un par de días.

“Muy temprano para ti, verdad?”

Afirme con mi cabeza, mientras la ponía en la ventana, esperando dormir un poco antes de que saliera el sol. Sentí la mano de mi papa en mi hombro. “Esta será la última mudanza, lo prometo. Sé que es difícil para ti, especialmente estando con esa enfermedad. Una vez que obtenga mi promoción, podremos quedarnos en un solo lugar, y hacer amigos”.

Cuando el camión comenzó a moverse, vi la silueta del Sr. Bocagrande en la ventana de mi cuarto. Parado, inmóvil, se despidió lastimosamente con su mano. No me despedí. Años después, regrese a New Vineyard. El terreno donde se encontraba mi casa estaba vacío, a excepción de los cimientos. Resulta que la casa se quemo algunos años después de que yo y mi familia nos fuimos. Por curiosidad, busque el camino que el Sr. Bocagrande me enseño, y al encontrarlo, decidí seguirlo. Una parte de mi esperaba que el Sr. Bocagrande saltara sobre mí de repente, y me espantara dándome un infarto, pero tenía la sensación de que el Sr. Bocagrande, ya no se encontraba en ese lugar, como si de alguna manera el estuviese atado a la casa que ya no existe,

El camino llevaba a uno de los cementerios de New Vineyard.

Al ver muchas de las tumbas, pude darme cuenta que la mayoría, pertenecía a niños no mayores de 9 años.


fuente:
the interwebz bajo el titulo en  inglés
“Mr. Widemouth”




sábado, 20 de septiembre de 2014

EL AUTO ROJO

http://ladooscuroalaluna.blogspot.mx/


Cuenta la leyenda que generalmente en la carretera que va del Distrito Federal a Cuernavaca, se puede presenciar el avistamiento de un carro rojo, en el cual se encuentran un grupo de mujeres espectaculares, muy hermosas, que traen la fiesta consigo, gritando de alegría, sonriendo y bailando. Circulan a gran velocidad, algunos cuentan que son solo dos, pero hay quienes han dicho haber visto tres de estas esculturales mujeres y otros que tuvieron la “suerte” de poder contemplar a cinco de ellas.
http://ladooscuroalaluna.blogspot.mx/

Solo los varones pueden toparse con este carro rojo y las hermosas mujeres a bordo le gritan su alegría, despertando tentaciones al mostrarle sus atributos, haciéndoles propuestas difíciles de rechazar, cuando el hombre está perdido en sus encantos, lo invitan a subir de todas las maneras posibles, con gestos y palabras, distrayéndolo entre sus platicas y coqueteos esperan el momento de encontrar algún lugar en al camino donde no puedan ser observadas, le hacen un último ofrecimiento mostrándole alguna parte de su cuerpo, haciéndole notar que se perderá de mucho si no sube, la mayoría accede.

http://ladooscuroalaluna.blogspot.mx/

Poco tiempo después se encuentra algún cuerpo, sin vida, al costado de la carretera, con señales de haber sido objeto de algún tipo de ritual, incluyendo la tortura, con símbolos marcados a lo largo de la piel de la víctima, inconfundibles marcas de cultos olvidados o de ceremonias, como si hubiese tenido el mismo destino que aquellos animales sacrificados en los aquelarres en tiempos de antaño. Hay quienes aseguran que el color escarlata que recubre al carro se debe a estos hombres que cayeron en la tentación, ya que está fabricado con su sangre.
Pero con el tiempo el carro rojo ha sido visto de forma menos constante sitios de México muy alejados entre sí. Así que presten especial atención cuando reciban alguna invitación parecida.