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martes, 1 de julio de 2014

la pandemia que se avecina


Coronavirus ¿la próxima pandemia?




red mundial aereaLa globalización, con su explosiva y exponencial mezcla de comercio y turismo internacionales de los que en la actualidad no se libra ni el más apartado rincón del planeta, está creando las condiciones idóneas para la propagación de nuevas epidemias.
Y quizás uno de los mejores ejemplos de este nuevo escenario al que nos enfrentamos tenga como protagonistas a los coronavirus, una familia de patógenos que deben su nombre a la peculiar estructura de su envuelta que asemeja a la de una “corona solar” tal y como se muestra en la siguiente imagen de microscopía electrónica.
Coronaviruses
Virus de esta familia son capaces de infectar a múltiples especies de aves o mamíferos, humanos incluidos siendo responsables de bronquitis en pollos, gastroenteritis en cerdos o hepatitis y enfermedades neurológicas en ratones además de problemas respiratorios en el ser humano. Pero fue en el año 2002 cuando estos virus pasaron a la primera plana de la actualidad ya que un nuevo miembro de esta familia, que recibió posteriormente el nombre de coronavirus del SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo) provocó una severa epidemia, ejemplo evidente de los peligros de este nuevo mundo globalizado, en donde la especie humana manipula el entorno a su capricho permitiendo la creación de las condiciones óptimas para la emergencia y propagación de nuevas y desconocidas pandemias.
Los hechos interpretados a posteriori por diversos estudios científicos y por el seguimiento de la OMS son dignos de una película de catástrofes al más puro estilo hollywodiense. El hospedador natural de este tipo de virus, los murciélagos salvajes trasmiten el virus habitualmente a diversas especies de mamíferos originales del sureste asiático como civetas del Himalaya o tanukis (perros mapache del Extremo Oriente) entre otras, y algunos de estos ejemplares infectados acabaron en un mercado de animales exóticos de la provincia de Cantón en China, porque eso de tener perro o gato ya no se estila y ahora hay que demostrar que se es muy “cool”, “hipster” o lo que sea (que yo ya estoy mayor para entender de modas) paseando por el parque un bicho cuanto más exótico y extraño mejor. Y claro, entonces se crea un mercado multimillonario en donde traficantes sin escrúpulos esquilman los últimos territorios vírgenes en nombre de la libre empresa y el comercio mundial, para que todos podamos darnos el gusto de subir a Facebook fotografías como las siguientes, en donde mostrar orgullosos nuestra individualidad y “buen” gusto.
mascotas exoticas
Pues bien, volviendo al tema que nos ocupa, un médico de visita en el mencionado mercado cantonés de animales se infectó inadvertidamente junto con diversos lugareños con el coronavirus del SARS y posteriormente voló a Hong Kong, y durante su estancia en la cosmopolita ciudad propagó el virus sin querer a otras personas que se alojaban en el mismo establecimiento hotelero, desencadenándose así un brote que rápidamente se expandió. Como muchos de estos individuos infectados eran extranjeros pasados unos días volaron a otros países llevándose el peligroso virus de forma latente, con el resultado final de una diseminación internacional de la enfermedad. En total la OMS identificó a cerca de 8.000 personas infectadas por este brote epidémico, mayoritariamente chinos y hongkoneses, pero también varios cientos de taiwaneses, canadienses y habitantes de Singapur, además de ciudadanos de otros 26 países de todos los continentes, de los cuales un significativo 8% (662 personas) de los enfermos fallecieron a causa de la infección.
Además, ultimamente los coronavirus parecen ser patógenos bastante “inquietos” puesto que otro miembro de la familia, el responsable del Síndrome Respiratorio por Coronavirus de Oriente Medio o MERS, está de rabiosa y letal actualidad. Este virus identificado hace tan sólo un par de años, es ya endémico de toda la península Arábiga tal y como se muestra en la siguiente figura
mers-map-arabian-peninsula
Y lo que es peor, como indica el CDC estadounidense existen bastantes probabilidades de que pueda afectar en un futuro no muy lejano a otros países del Oriente Próximo, algunos de los cuales como Irak o Siria se encuentran en la actualidad envueltos en terribles guerras civiles, por lo que sus sistemas sanitarios están destruidos en la práctica y en muchos casos es imposible la llegada tanto de expertos como de ayuda internacionales, por lo que un brote en estas arrasadas naciones no podría ni siquiera ser detectado y mucho menos controlado por el enorme desplazamiento ilegal de cientos de miles de civiles que huyen de estos sangrientos conflictos bélicos, no sólo hacia los países limítrofes sino también a los llamados países desarrollados de todo el mundo. Y como ejemplo final de la peligrosidad de este virus, tal y como informa la revista Nature, el ministerio de sanidad saudí acaba de publicar las estadísticas revisadas de casos de MERS en el país y como se muestra en la siguiente figura
mers arabia saudi nuevos casos
la cifra se acerca ya a los 700 afectados, mayoritariamente infectados en los últimos meses y con un devastador 41% de mortalidad (282 fallecidos). Estadística que coloca a este virus entre los más letales que existen en la actualidad. Así que ya sólo falta que algún yihadista saudí con MERS latente decida ganarse el paraíso y sus 72 vírgenes uniéndose a la guerra santa en Irak o Siria para que pueda estallar un polvorín vírico incontrolable. O simplemente en la peregrinación anual a La Meca del próximo mes de septiembre que atraerá al desértico país a cientos de miles de peregrinos llegados de todo el mundo.
Así que en resumen, si continuamos con nuestro irresponsable comportamiento de esquilmar hasta el último ecosistema virgen y de visitar (para ver con nuestros propios ojos y dejar constancia con nuestras cámaras fotográficas) hasta el más remoto rincón, perdido de la mano de dios del cada vez más pequeño (y saturado de humanos) globo terráqueo, cualquier día de estos nos encontraremos con una pandemia a escala global, de coronavirus o de cualquier otro patógeno todavía no identificado que en la actualidad descanse plácidamente en su cada vez menos alejado y tranquilo ecosistema prístino.

fuente-http://lacienciaysusdemonios.com/