Un hombre que vivía en Ystradfynlais, en el Brecknockshire,
salió un día en busca de sus vacas y ovejas, que pacían en la
montaña, y no regresó. Transcurridas tres semanas, cuando ya
se había abandonado la búsqueda y su mujer lo daba por muer-
to, volvió a su casa. Su mujer le preguntó dónde había estado
durante las últimas tres semanas. «¿Tres semanas? ¿A tres horas
llamas tres semanas?», repuso él. Cuando ella le instó a que le
explicase dónde había estado, le dijo que había estado tocando
la flauta (que siempre se llevaba consigo a la montaña) en un
lugar llamado Llorfa, cercano al estanque de Van, cuando de
pronto se vio rodeado por unos hombrecillos que se fueron
acercando a él, hasta encerrarlo en un pequeño círculo. Entonces
se pusieron a cantar y bailar, y esto le emocionó tanto que
estuvo a punto de desvanecerse. Después le ofrecieron unos pas-
telillos, de los que él comió, y aseguró que nunca había gozado
tanto en su vida.
Fuente :
Pasaporte a magonia
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