Cuando los españoles llegaron en 1924 a dominar estas tierras, los chamulas continuaron con sus costumbres y se negaron a que se construyese una iglesia.
Un capítulo cambió la opinión de los habitantes cuando un negro con fama de chamán y de tener poderes con la capacidad de aniquilar a sus enemigos comenzó a alarmar a la población. La influencia de este personaje, pese a no ser chamula, fue haciéndose muy fuerte.
Los chamulas creyeron que lo anterior quizá estaba sucediendo precisamente por prescindir de una iglesia. Entonces los habitantes pidieron a este mago que indicara el lugar donde debía construirse la iglesia, como una especie de reverencia. Entonces el negro en un pedestal a 40 m de la puerta principal donde hoy está la iglesia se paró. Dio una vuelta silbando y ocurrió que de lo lejos, dejando atónitos a todos, llegaron piedras que fueron convirtiéndose en carneros, el conjunto de animales permaneció junto al negro y entre ellos parecían entenderse, luego fueron convirtiéndose de nuevo en piedras. Hubieron algunas rocas que no acudieron y el negro molesto las llamó Chajancavitz, que quiere decir El Cerro de las Piedras Haraganas. Este montículo de rocas rebeldes son las que posan a la izquierda de la carretera, un poco antes de llegar a Chamula.