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miércoles, 26 de junio de 2019

Auxilio




Victor Armando, era el nuevo velador diurno de la colonia, un hombre de unos veintiseis años, moreno, cabello oscuro, complexión media y actitud carismatica. Salía a dar sus rondas en una motocicleta de color negro, con su uniforme azul, un tolete del lado derecho y una lampara del otro, junto a una radio. Durante un mes no reportó nada mas que un chamaco pintando paredes. A los dos meses le comentaron que podía ganar mucho mas, en el turno nocturno y que podía cambiarse si así lo deseaba. Armando no dudo en aceptar el cambio, contento de la amplia remuneración, se presentó a las nueve de la noche para dar sus rondas.

Tres días despues, como a las once de la noche oyo la radio sonar, no entendió bien, pero alguien necesitaba apoyo del lado norte de la colonia por donde se levanta la colina, escuchó de una mujer en problemas. No lo dudó, avisó a su central que iba inmediatamente, se persigno y cambió su rumbo en dirección a la zona.

Cuando llegó al lugar señalado, vio a varios habitantes platicando afuera de sus casas, los rostros expresaban confusión y miedo. A la lejanía por el camino de terraceria vio a un compañero, se acercó a él, para que lo pusiera al tanto de la situación.

-Hey, Jaime ¿qué esta pasando?- Preguntó el velador, mientras se estacionaba.
-No se muy bien Victor, pero me alegra verte. Apenas acabo de llegar, comentan que una mujer estaba pidiendo ayuda, pero desde que vine no e escuchado nada, dicen que es por alla- Y señalo una quebrada.

-Si era en la quebrada, ¿qué chingado hacías en este camino?

-Pues como esta todo accidentado, pense en bordear, por eso baje por aca, pero los vecinos no estan seguros de donde venía el grito.

Otros dos veladores llegaron y Jaime les dio la misma explicación, en ese momento un grito desgarrador se escucho, una mujer joven pedía auxilio, probablemente por la emoción, pero el aire se puso mas frio en ese instante. Los veladores no lo pensaron mas, eligieron bajar por la quebrada otros tres vecinos, sacaron lamparas y para apoyar bordearon por el camino, armados con machete y porras.

-Auxilio- El grito desgarro nuevamente el aire y un llanto corto le acompaño. Mas personas salieron para intentar apoyar con lamparas, a los veladores que ya descendían por la accidentada quebrada.


-Ayudenme- Se escuchó nuevamente y otro lamento preocupó a los presentes, "pobre mujer", "la han de estar lastimando" murmuraban.


Los veladores terminaron el accidentado descenso, con no mas que manchas de lodo y uno que otro raspón, el grupo de civiles, con dos personas más, apenas e iban rumbo al punto de reunión, así que por lo urgente del asunto los veladores se metieron a la zona de arboles.
Victor Armando, caminaba entre los arboles junto a sus compañeros, el miedo y la incertidumbre, le habían llenado de sudor las manos y le habían erizado los bellos del cuerpo. Gritaban a la nada esperando respuesta, ¿esta bien? , ¡siga gritando!, ¡donde esta!, pero nadie respondía. Victor miró hacia atras y vio las luces de los civiles, corriendo en dirección a ellos, despues de un rato los alcanzaron y se internaron todavía mas en aquel mar de arboles.

Nuevamente los gritos se escucharon y el grupo siguió adelante, caminando por un buen rato. Llegaron hasta un amplio espacio y despues de discutirlo, decidieron que aquello parecía una broma, algo no estaba bien, aquella voz parecía alejarse mas, lo mejor era regresar, por que terminarían perdidos. En ese instante, el llanto se escucho mas fuerte, pero no sabian de donde venía con exactitud, miraban a todos lados, pero veían sombras fugaces, que se movían de un lado a otro, escondiendose entre los arboles, parecía que estaban rodeados.

Los hombres inundados de miedo alumbraban de un lado a otro, intentando enfocar a aquellos que les rodeaban, pero sin exito. El ambiente era tenso y el llanto de aquella mujer lo hacía peor. "Vayanse a la verga" grito un civil y avanzo de regreso, los demas le siguieron, hasta que un viento fuerte y helado los golpeo de frente, las luces de las lamparas se apagaron y una risa resono en aquel claro.

Despavoridos corrieron en completo desorden, se gritaban para no perderse, pero no era suficiente, aquellos hombres corrian sin importarles nada, no tardaron mucho en dispersarse. Victor Armando sentía que le seguían, ya no sabía si aquello que veía eran sus compañeros o las sombras extrañas. En su desesperación, tropezo con algún obstaculo y cayo directo al suelo.
 
Al levantarse Armando quedó paralizado, una extraña silueta se encontraba de frente, como si lo observara. Fueron unos segundos de silencio, los gritos se oían lejanos, algunas luces de las linternas, se habían encendido nuevamente y se movian formando mas sombras. Armando le dio dos vueltas a su linterna, se oyo un "click" y la luz salio nuevamente. Apuntó con la mano temblorosa a aquel ser de sombras y solo encontro la oscuridad.

La constante risa se escuchaba en la oscuridad, un aroma fuerte penetro en los pulmones de Armando y lo devolvio a la vida, era alcohol. Desconcertado miro a todos lados, sus compañeros veladores estaban alrededor y se encontraba fuera del oscuro mar de arboles.


-¿Que paso?- Preguntó.


-Te desmayaste- Contestó Jaime -Escuchamos tu grito y no te podiamos dejarte tirado, así que nos amarramos los huevos y fuimos por ti, te encontramos inconsciente y como pudimos, te trajimos hasta aca.
 
Armando no preguntó mas, simplemente no quería saber, todavía veía imagenes que no comprendía y escuchaba aquella risa seca rondandole la cabeza. Vio a una camioneta de policias a lo lejos, la cual bordeo por la terraceria, no encontraron nada.

La descripición del lugar donde estuvieron los hombres no concordaba, el espacio no era tan amplio, como para caminar tanto tiempo. La mayoría de personas opina que fue un ataque de pánico, que confudieron las sombras, que el ruido era el viento que movia los arboles.

Armando renuncio a los pocos días "la paga no es suficiente" dijo. En la colonia es comun que el grito se siga escuchando, pidiendo auxilio y ayuda, lamentandose, desgarrando el aire. Este no ha sido el único grupo que ha ido buscando a aquella misteriosa mujer, son varios los que se han internado, pero con consecuencias leves. Por eso a cada velador nuevo le advierten, que no siga los gritos de aquella mujer, que al parecer busca perderlos.
Fuente:                        bauldeleyendas.blogspot.com

Autor: Luis C. Pérez