Después de cuatro años de trámites y pruebas, el gobierno de Rusia otorgó al científico mexicano Arturo Solís Herrera la primera patente en todo el mundo que reconoce la existencia de la “fotosíntesis humana”. Este hallazgo permitió elaborar una especie de pila infinita, que el autor llama Bat-Gen, porque funciona al mismo tiempo como una batería recargable y como un generador continuo de energía.
La materia prima de este invento abunda en la naturaleza, pues sus componentes centrales son agua y una molécula que existe en la piel, el cabello y el recubrimiento de la retina humana, pero que se puede producir artificialmente: la melanina o polihidroxiindol.
En entrevista con Crónica, días antes de volar hacia Varsovia para explicar su descubrimiento ante la Academia de Ciencias de Polonia, Solís Herrera detalló que la Federación Rusa le otorgó la patente número 6017379, el pasado 2 de abril de 2010, tras demostrar que la melanina y sus derivados no sólo sirven para dar color a la piel y el cabello.
“Esta sustancia es capaz de romper la molécula del agua (H2O), separando oxígeno e hidrógeno, al mismo tiempo que esa reacción libera energía. Pero lo más revolucionario es que la misma molécula realiza la función inversa, y vuelve a unir el hidrógeno y el oxígeno, para que nuevamente se constituyan como agua, liberando una nueva carga de energía”, indicó el médico, con especialidad en neurooftalmología del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.
El ciclo se puede repetir una cantidad incalculable de ocasiones, armando y desarmando la molécula del agua y liberando energía, sin que haya merma, debido a que la propia melanina ayuda a absorber nuevos fotones que están disponibles en el ambiente en las radiaciones electromagnéticas que normalmente nos rodean en todo el planeta, las cuales provienen del sol y del espacio. Con estos fotones se nutre el repetido evento iónico o eléctrico que ocurre al armar o desarmar las moléculas de H2O.
Esta es una manera muy esquemática de explicar lo que ocurre en el interior de la Bat-Gen, la cual es capaz de mantener encendida una lámpara de luz por más de 100 años, con la única necesidad de cambiar los focos cuando termina su tiempo de vida. Como evidencia de esta afirmación, el doctor Solís tiene, en su laboratorio de Aguascalientes, lámparas que llevan cuatro años encendidas.
HISTORIA. El hallazgo no es una fantasía ni aparece de la nada. Desde el punto de vista científico forma parte de la corriente de estudios que busca generar energía limpia a través del hidrógeno, que es el átomo más sencillo del universo, formado por un protón y un electrón.
El proceso del doctor Solís, que fue concebido en su laboratorio privado de la ciudad de Aguascalientes, se encuentra en evaluación desde hace cuatro años en las oficinas de patentes de Estados Unidos, la Unión Europea, China e India. En México se solicitó la patente hace cinco años al Instituto Mexicano de Propiedad Industrial y aún no hay respuesta.
“Hasta ahora he gastado más de 40 mil dólares en abogados y trámites para buscar la patente y ha sido un proceso muy complejo por lo inédito de este hallazgo, que yo mismo llegué a considerar increíble. Pero el otorgamiento de la patente en Rusia le da un aval firme a mi hallazgo y deja el testimonio, con un documento legal, de que este descubrimiento fue hecho en México”, comenta el investigador, que no trabaja en ninguna universidad.
Ahora los abogados que están tramitando las patentes en Estados Unidos y Europa dicen que seguramente el proceso de protección de propiedad intelectual en sus jurisdicciones se acelerará.
SERENDIPIA. La historia de la ciencia está llena de ejemplos de descubrimientos que se realizaron por un accidente afortunado y, desde luego, inesperado. A estos hallazgos se les llama “serendipia” y el más famoso fue el descubrimiento de la penicilina, que ocurrió cuando a Alexander Fleming se le contaminó un estudio de bacterias con un hongo y luego descubrió que alrededor de ese hongo no crecían las bacterias. Así empezaron los antibióticos.
El hallazgo del proceso que el mexicano Arturo Solís llama “fotosíntesis humana” también ocurrió de manera casual.
“El descubrimiento surgió de manera accidental cuando investigaba posibles terapias para las tres causas más comunes de ceguera en México: glaucoma, retinopatía diabética y degeneración macular provocada por la edad”, narra el científico, cuya formación académica es como médico cirujano del IPN, oftalmólogo de la UNAM, maestro en ciencias médicas de la Universidad Autónoma de Aguascalientes y doctor en farmacología de la Universidad de Guadalajara.
“Durante esta investigación detectamos que la melanina poseía propiedades terapéuticas extraordinarias, pero no nos explicábamos cómo podía dar una protección tan constante y tan completa. En 1998 produjimos de manera artificial 20 mililitros de melanina y con ella confirmamos una hipótesis que se había generado poco a poco: que la melanina entregaba hidrógeno a las células de la retina”, indica.
Así se colocó la primera piedra para después probar que dentro del cuerpo humano ocurren procesos bioquímicos y foto-electro-químicos que generan energía. Antes de buscar patentar este hallazgo, Arturo Solís trabajó 12 años observando y entendiendo a la melanina, entre 1990 y 2002.
“Muchos amigos me decían: ‘¿Para qué estudias la melanina, si es la que nos hace prietos y feos y no sirve para nada?’, y ahora sé que esta molécula funciona como una especie de catalizador para generar energía. Si lo sabemos aprovechar, nadie le va a discutir a México el haber aportado una de las soluciones más firmes para atender la crisis energética con una alternativa limpia”, dice Solís.
http://www.cronica.com.mx/notas/2010/504915.html