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lunes, 8 de julio de 2019

El dueño del monte



Tomó un puñito de tabaco y lo puso en su boca, estaba tranquilo, inmóvil, con la respiración lenta, sentía el sabor de la relajante hierba, recorriendo toda su boca y eso lo tranquilizaba aun mas. Todo seguía su curso cotidiano, las aves, los insectos y los diferentes animales, como si él no estuviera, hasta que él quebró esa calma una vez que halo el gatillo, un sonido atronador vino de golpe y el animal cayó al suelo, muerto por la bala que había dado en el cráneo. El cazador sonrió y se levanto de su escondite, los demás animales corrieron al escuchar el sonido del arma, se acerco a aquel venado que yacía en el monte y lo observo durante un corto tiempo, "como siempre", pensó, "un buen día de caza".

Durante toda su vida, solo había amado una cosa...la caza, su abuelo, su padre y demás familiares, le habían enseñado la actividad, pero una vez que agarro camino, nadie pudo detenerlo, se hizo su mayor afición el cazar animales, disfrutaba de esta actividad, como nadie más. Su familia no lo criticaba, pues siempre traía algo, pero había ocasiones que se perdía, que se iba días y volvía con presas poco frescas o en mal estado. Habían pasado años desde que aquel joven tomara su primera arma, ahora ya era un hombre curtido en la caza, bajaba al pueblo a contar sus aventuras a la cantina, mientras se fumaba un tabaco o lo mascaba, disfrutaba narrando, cómo perseguía a sus presas y sobre todo como las mataba.
Ese día había ido muy tranquilo, había matado a su presa y la observaba con algo de desprecio, no era lo que buscaba, era buena presa, pero no el animal que deseaba como premio, se levantó nuevamente y llamó a uno de sus compañeros, le regaló su presa y se volvió a perder en la espesura del monte, disgustado y mal hablando, seguía buscando a aquel venado de la mancha negra, aquel que nadie podía atrapar, aquel que perseguía desde hace tres días. 

Se perdió un día más rastreándolo, cada vez más adentro de la espesura del monte... por fin lo vio a lo lejos, distraído y comiendo tranquilamente. Se acercó a una buena distancia sin que su presa lo escuchara, se acomodó en una zona elevada, camuflejado por la espesura y se tomó su tiempo, apuntó el arma, sacó su puño de tabaco y lo empezó a mascar, sonreía, otra vez la calma y el animal no sabía que ese día moriría.

Una tos comenzó a atacarlo, quiso no hacer ruido, pero el ataque fue muy severo, el tabaco se le había atorado en la garganta y no podía sacarlo, intentaba de manera desesperada el salir de esa situación, pero todo fue en vano, se resbalo de aquella zona elevada donde se había escondido y rodó por la barranca, sintió que la vida se le escapaba, luego no sintió nada, lo ultimo que vio fue al venado, mirándolo confuso aun en la lejanía, demonios...ese día no hubo buena caza.

-Tu...que hiciste lo que querías con los animales. Tu...que los torturaste y los mataste solo por diversión. Tu...serás castigado, no habrá descanso, hasta que se te perdone el insulto que le has dado a la naturaleza- Sentenció una voz gruesa a la lejanía
-Yo, pero ¿por qué?, ¿quién eres para juzgarme?, ¿qué te he hecho?-Sollozaba el cazador, confuso sin saber donde estaba, solo había penumbras a su alrededor, lo que le impedía ver mas allá de sus dedos.
-¡Tu...me cazaste...me heriste...me torturaste...y luego me dejaste morir, ahogado en mi sufrimiento!- Gritaron muchas voces al unísono, taladrando los oídos del cazador -Y ahora mostraras respeto a aquellos que cazabas, ahora estarás a su servicio, ahora su sufrimiento será tan tuyo como ha sido mío. No vuelvas, solo hasta que yo llame por ti, vete, que los animales serán tuyos y has de cuidarlos....-



Mucho Tiempo Después

Un cazador había dejado a tres conejos malheridos por el camino y ahora apuntaba a un puerco de monte, que se veía más suculento, disparó, pero por alguna razón, erro el disparo y el animal huyó, sorprendido por esto el cazador verifico su arma, Hasta que el resquebrajarse de las hojas secas en el suelo, le hizo voltear la mirada, un hombre de avanzada edad se encontraba parado detrás de él, con los tres conejos muertos agarrados por la piel. El cazador quedo helado, sin saber qué hacer.
-¿Quién eres?-Pregunto el cazador
-Yo...soy el dueño del monte, llévate una presa, solo a una y caza sólo cuando lo necesites- El viejo colocó a los dos conejos en el piso y de inmediato, estos se levantaron y salieron huyendo, al ultimo lo dejó también en el suelo y le indico al cazador que lo recogiera. El hombre sorprendido, no dijo nada, solo tomo el conejo y se retiro del lugar, lo más rápido que pudieron llevarlo sus piernas.


El dueño del monte fue un cazador ambicioso, un día buscando a un animal que decían legendario y difícil de cazar, solo encontró la muerte, ahora en castigo a todo el sufrimiento que había propiciado a los animales, se encarga de cuidarlos. Cuidado si subes al monte a cazar, te recomiendo dejar un buen tributo para que te deje pasar a sus tierras, quizás un puño de tabaco, que en vida fue su mayor vicio, junto al de la caza.

lunes, 17 de junio de 2019

El demonio de la catedral de México

La Catedral de la Ciudad de México cuenta con amplios sótanos en los que al parecer se albergan algunos misterios, como el del "Demonio de la Catedral", que espantó a muchas personas en el año 1629.

Los escritos de esta interesante narración fueron localizados por el investigador norteamericano Robert Freeman, colaborador de la revista FATE. De acuerdo a sus informes, los hechos tuvieron lugar durante las últimas etapas de la construcción del templo, agregándose que por su importancia existen numerosos testimonios de ello en los archivos eclesiásticos. El manuscrito original donde se relatan estos hechos fueron proporcionados por un profesor mexicano cuya familia lo guardaba desde hacía mucho tiempo.

Todo comenzó con la inundación ocurrida en 1625 "Por este tiempo los superiores de la orden de los monjes Franciscanos, que hasta entonces habían celebrado sus ceremonias religiosas en la casa de Hernán Cortés, decidieron usar para tal fin una capilla inconclusa ubicada dentro de la Catedral, en aquel lugar, y para su comodidad, instalaron sus claustros.
En el año 1629 las aguas del lago que rodeaba a la Ciudad de México se elevaron a un nivel sin precedentes inundando gran parte de la urbe. Entre los sitios invadidos se encontraba la Catedral, cuya base desapareció bajo el pantanoso líquido. Esto tuvo por resultado que se interrumpieran los trabajos de construcción que se realizaban en la Catedral.

Un día dos monjes descubrieron, con sorpresa y alarma, un sarcófago de mármol ubicado dentro de un pasillo de la Catedral, que antes había estado vacío. El objeto medía más de dos metros de largo por uno de ancho y estaba medio sumergido en el agua lodosa".

La "cosa" dentro del Sarcófago "Los monjes corrieron a contarle a su superior acerca del asombroso descubrimiento y él decidió investigar por sí mismo, por lo que tomando un candelabro se dirigió al sarcófago. Lo primero que notó fué que había en la tapa un hoyo de unos ocho por diez centímetros cuyas orillas se encontraban sucias y viejas. Alumbró con el candelabro el agujero para tratar de ver lo que estaba adentro y, entonces, emitió un espantoso grito y tapándose los ojos huyó del lugar a toda carrera. Más tarde y ya tranquilo explico que había gritado al ver que algo se movía dentro de la caja; agregó que había notado más detalles que conferían al asunto un halo horrible; adentro había algo que no era ni humano ni animal, algo horripilante que le heló la sangre en las venas por la mirada de maldad e intenso odio que tenía. "Aquello" no hizo ningun ruido, pero inmediatamente se apartó del hoyo bajo la mirada atónita del monje. Los acompañantes del superior agregaron que al mismo tiempo que esto ocurría se escuchó dentro de la caja el ruido de algo que se escurria y la estancia se lleno de un olor blasfemo".

Un Demonio Prisionero "Nadie pudo explicar cuál era la finalidad de guardar semejante objeto profano en una Catedral sangrada, salvo que de esta manera se tratara de cuidar al mundo de los terribles poderes del ser que contenía el Sarcofago. En este caso, la iglesia le servía de prisión al demonio, evitando que pudiera hacer daño; sin embargo, nadie supo cómo había llegado ahí ni cuál era su origen. Los monjes estaban seguros que los restos no eran de un cristiano, ya que no había ninguna cruz grabada en el sarcófago; por otra parte, tampoco era posible apreciar algún tipo de nombre, fecha o indicio de su origen. Una mañana, poco días después de que la inundación había cedido, un grupo de monjes se reunió alrededor del sarcófago y uno de ellos se sentó sobre la tapa, cubriendo con su hábito el agujero de la misma. Poco después, al levantarse el monje, sus compañeros notaron que su ropa estaba rota y no encontraron el pedazo faltante. Nadie le dio mucha importancia al incidente y todos consideraron que el hábito se había roto antes, atorándose en algún clavo.
Paso el tiempo y fue inútil la búsqueda del nicho donde se suponía había estado antes el sarcófago; ni siquiera las reiteradas exigencias de que se buscara, realizadas por el jefe de los arquitectos, dieron resultado".

La partitura inexplicablemente quemada "Varias semanas después, un joven organista llamado Fermín de Huesca fue a la Catedral a fin de probar el gran órgano español que los trabajadores acababan de montar. No habiendo estado ahí durante la inundación, se sorprendió al ver el sarcófago en el pasillo. Vencido por la curiosidad se acercó y se inclinó sobre el ataúd tratándo de ver qué contenía. Como no distinguiera nada, enrolló una partitura y la metió por el agujero de la tabla. De pronto, escuchó un crujido en el interior y algo se aferró al papel. El organista retiró bruscamente las hojas y lanzó un grito al ver que una buena parte había sido arrancada y que la orilla del pedazo que aún tenía en las manos estaba quemada.
El hombre echó a correr aterrorizado y se topó con uno de los sacerdotes, que lo tranquilizó con muchos trabajos. El monje dijo al organista que seguramente una rata le había arrebatado parte del papel, pero el músico siguió insistiendo una y otra vez en que el jalón había sido muy fuerte para tratarse de un roedor y que, por otra parte, era imposible explicar la razón de que las hojas se hubieran quemado".

Se intenta un Exorcismo "Alarmado por estas cosas, el padre superior de la orden decidió que era hora de abrir el sarcófago y conocer su contenido, y para este menester se hizo acompañar por miembros del Santo Oficio y otros clérigo. Ya reunidos decidieron no correr riesgos con el ser que pudiera estar dentro del ataúd, y se prepararon para efectuar el exorcismo. Los representantes de la iglesia ordenaron vaciar el recinto y pusieron a una persona cuidando la puerta con órdenes de no dejar pasar a nadie. Luego, se reunieron alrededor del sarcófago y trataron de levantar la tapa. Su primer intento falló lamentablemente pues el mármol no se movió ni un centimetro. Pero, de pronto, cuando uno de los padres murmuró unas palabras en latín, la tapa salió volando y quedo a un lado sin causar daño alguno. Fue como si las puertas del mismo infierno hubieran sido abiertas. La tierra tembló bajo sus pies, escucharon los candelabros de plata y bronce chocar entre sí, y acompañando todas estas horribles señales se percibía una combinación indescriptible de grito y rugido que heria despiadadmente sus oídos. Y, ante los espantados ojos de todos los ahí reunidos, del sarcófago se levantó una forma de horror puro que se remontó hacia el techo abovedado. En ese preciso instante, como al soplo de un viento ultraterreno, todos los cirios se apagaron. Pasada la primera impresión de terror, alguien reaccionó y encendió varias velas que alumbraron lo suficiente para ver que el señor Cervantes, uno de los miembros del Santo Oficio, y el padre Fray Antonio de Medina, yacían muertos en el suelo, con el rostro desfigurado por el terror".

Unas horribles huellas sobre el lodo "Pero no terminó ahí el horror, pues uno de los trabajadores señalo una huellas perfectamente marcadas en el lodo que cubría el piso desde la inundación. Eran unas pisadas, ¡pero los pies no pertenecían a ningún ser nacido de mujer! Eran más grandes, mucho más, que las de un humano y cada una de ellas tenía tres dedos largos y puntiagudos. Las huellas partían del ataúd y se alejaban hacia un lado, ¡desapareciendo súbitamente como si quien las marcó se hubiera lanzado a volar! De pronto, uno de los hombres gritó señalando el sarcófago; y todos pudieron ver en el fondo de éste, los restos de la partitura de Fermín de Huesca y el pedazo de paño del hábito sacerdotal desgarrado; Aquí terminaba abruptamente la narración". ¿Realmente terminaba esta terrible Historia? Para los investigadores el relato quedó incompleto, y coincidieron en que al manuscrito le faltaban varias páginas, pues un caso que tuvo lugar en 1935 indica que de alguna manera el demonio de la Catedral fue vuelto a aprisionar en el sarcófago.

Según Robert Freeman , al investigar los eclesiásticos halló abundante docementación sobre unos albañiles que, al estar cambiando de lugar un atril en el año mencionado, encontraron el sarcófago maldito detrás del Altar de los Reyes.
Cuando el ataúd fue retirado se encontraron sobre él diversas nota indicadoras de que se había llevado a cabo un exorcismo. Asimismo, el hoyo en la tapa estaba obturado y sobre ésta se había garbado una inscripción muy curiosa: IVA CUVABIT LAMIA , frase en latín que quiere decir: "Aquí encontrarán algo escondido".

El manuscrito fue devuelto a su dueño y Robert Freeman supo que aquél lo vendió en el año 1975 por la cantidad de 1,600 dólares, a un museo de Barcelona, España, donde actualmente se encuentra en exhibición.
Por lo que se refiere al ataúd. parece ser que fue llevado a los sótanos de la Catedral Metropolitana, donde hasta la fecha se encuentra, conteniendo en su interior al... HORROR DESCONOCIDO ó mejor dicho "EL DEMONIO DE LA CATEDRAL DE MEXICO".

viernes, 21 de agosto de 2015

LA PASCUALITA (CHIHUAHUA-MEXICO)

Un 25 de marzo, Día de la Encarnación, del año de 1930, llegó a la ciudad de Chihuahua al aparador de La Popular, La Casa de Pascualita, un maniquí que conmocionaría a propios y extraños por tener una imagen viviente y por el asombroso parecido con su propietaria, la señora Pascualita Esparza Perales de Pérez, y con su hermana Cuca, así como por la influencia de las películas de misterio que se proyectaban en aquella época”.  
Letrero en La Popular



 Esta leyenda es suigéneris pues trata de un maniquí que permanece hasta nuestros días y que es objeto de la visita de los sabedores de esta historia, quienes visitan el aparador de la tienda para novias más antigua de México, La Popular, justo en la esquina de las calles Ocampo y Victoria, en pleno centro histórico de Chihuahua.
Es ahí donde se encuentra “Pascualita”, aunque su dueña la señora Pascualita Esparza Perales de Pérez, dueña del establecimiento realmente la nombró “Chonita”, pero la llamaban “la hija de Pascualita” y finalmente se acortó a “Pascualita”, o conocida también como “la novia más bonita de Chihuahua” debido a los vestidos que modela.
Pero fue que desde su llegada llamó poderosamente la atención de los transeúntes pues algunos dicen que es un maniquí de cera muy bien confeccionado, pero hay quienes aseguran que es el cuerpo embalsamado de una joven mujer y que en las noches cobra vida y cambia de posición.

Y es que el minucioso trabajo en su elaboración está cargado de un realismo que a veces da terror: el tinte de la cera que forma su piel, sus estilizadas y súmamente detalladas manos, el pelo natural meticulosamente insertado en su cabeza y sus pestañas, unos ojos de cristal que rayan en la perfección y que generan una mirada penetrante y sugestiva, aunada a una misteriosa sonrisa han provocado que más de uno se detengan creyendo que es un ser con vida… o que alguna vez la ha tenido, lo que ha generado muchas leyendas a su alrededor.
De su origen se cuentan dos versiones:
Se dice que  llegó a México desde París para adornar los aparadores del Puerto de Liverpool, y que en un viaje de compras de la señora Pascualita la vio y quedó prendada de este maniquí pues se parecía a su hermana y a ella misma; insistió en que se lo vendieran, amenazando incluso con dejar de comprarles suministros si es que no accedían, y como era tan buena clienta y tanta su insistencia que terminaron vendiéndoselo.
La otra versión y quizá la más popular, tiene dos vertientes, se dice que la señora Pascualita había tenido una hija y que justo el día de su boda fue víctima de una picadura de un alacrán escondido en su tiara, teniendo una muerte fulminante en el altar. Otra vertiente dice que fue apuñalada por un pretendiente celoso, justo cuando estaba en el altar. En ambos casos,  se cuenta que su madre decidió embalsamarla, y recubrirla de parafina y cera, vistiéndola siempre con vestidos nupciales para recordar que murió antes de casarse y hacer de ella un maniquí que estuviera en su tienda para que estuviera siempre a su lado. Doña Pascualita nunca desmintió el rumor popular, con lo que se propagó como pólvora.

Pero fue en los años sesenta que surgieron rumores de que la Pascualita era capaz de moverse, pues según algunas personas, sonreía por algunos segundos o les seguía con la mirada; si la veían fijamente, decían que su fantasma les seguía algún tiempo; o que aparecían venitas rojas en los ojos por unos segundos; incluso hay quien afirma haberla visto bajarse de su plataforma para internarse en la trastienda, y regresar a su sitio más tarde con un vestido diferente (sobre todo si el vestido no le gusta).  Entre las empleadas de la tienda, se dice que hay quién ha renunciado porque vieron llorar o moverse a La Pascualita, o quién mientras la cambiaba, observó cómo le aparecían venas verdosas en las piernas para luego desaparecer.
Estos rumores se intensificaron con la muerte de la señora Pascualita en 1967, con lo que algunas personas sugerían que el espíritu de la dueña se metió en el maniquí. Otra versión menos creíble apunta a que la hija de Pascualita se enamoró de un taxista pobre, y su madre que quería un mejor partido para su hija terminó asesinándolo, a causa de esto, su hija se suicidó lanzándose por un barranco y su alma poseyó el maniquí. Dada esta versión, hay quién afirma que La Pascualita, a veces cuando ve un taxi, se sube como un ente fantasmal para luego desaparecer del vehículo.
Otra de las historias de Pascualita es la del chamán extranjero que se enamoró del maniquí y que pidió a las fuerzas del más allá el poder resucitar a tan bella figura durante los dos meses que vivió en la ciudad de Chihuahua y todos los días, al llegar las diez de la noche, esperaba a Chonita en la calle Victoria para hacerse acompañar de tan incomparable belleza. Llevándola del brazo visitaba los mejores lugares de entonces

Otras leyendas han surgido a partir de esta:
  • No es raro que las próximas novias insistan en adquirir el vestido que modela la Pascualita pues es de tradición que sus madres y sus abuelas también lo hicieran y haya sido de buena fortuna para sus matrimonios, con lo cual además del vestido, adquieren un amuleto que traerá un matrimonio feliz y exitoso.
  • También se cuenta de aquél caso de una pareja de novios que discutía en contra esquina de donde se encuentra el maniquí. La joven novia se disgustó con su prometido y al cruzar la calle, el hombre enojado la siguió y le disparó, y al caer la joven miró al maniquí y le suplicó: “¡Sálvame Pascualita!”. Aparentemente a causa de la milagrosa intervención de la novia de cera, logró conservar su vida y por eso va a encenderle velas cada cierto tiempo, a modo de agradecimiento, aunque el gerente la remitió a que las veladoras las pusiera en la Catedral Metropolitana a cualquier santo.
  • Es tan grande el impacto de La Pascualita que hay personas que contratan músicos para que le den serenatas con el objetivo de que no se sienta tan sola.
  • Se cuenta que era tan grande el rumor de que La Pascualita era un cadáver embalsamado que ante ello, llegaron autoridades judiciales para hacer una inspección, determinando que efectivamente era un maniquí. Otra versión indica que al ingresar a la tienda les dijeron que regresaran después pues La Pascualita estaba siendo bañada, lo cual se les hizo sospechoso por lo que insistieron. Finalmente les mostraron al maniquí envuelto en bata y con una toalla en el cabello, dejándoles revisar únicamente el rostro por “respeto al pudor”, quedando la duda de qué había bajo la bata.
Sea como sea, La Pascualita recibe el trato de toda una dama, dándole limpieza y lavando champú y  peinando su larga cabellera de pelo natural cada semana y el fenómeno ha traspasado fronteras, ya que se ha escrito de ella en en alemán, inglés y por supuesto en español, e incluso cuenta con una página de Facebook.  También es parte de los recorridos turísticos por la capital del estado, e incluso cuenta con un corrido titulado La Pascualita, interpretado por el grupo Los Archies.
FUENTE

sábado, 1 de agosto de 2015

El museo encantado de Querétaro.

Felipe Suarez, había prometido a sus dos pequeños hijos, llevarlos al museo encantado, así se hacia llamar el nuevo museo que se promocionaba por todos lados, al parecer era uno de los museos mas grandes de todo el mundo y ahora estaba en la pequeña ciudad del estado de Queretaro, algo que no se había visto nunca en la región.
El día del estreno, la gente hacia fila para entrar, pero Felipe junto con sus pequeños quisieron tomar un atajo, para ser de los primeros en entrar, y se metieron por atrás del establecimiento, total, si los encontraban, tenían los boletos pagados, que podrían hacer, pensó el padre de familia.
Y así fue, se metió por la puerta trasera, pero por descuido entro en el almacén del museo encantado, en donde estaban todos las figuras de cera que presentarían, algo que no pudo creer, fue que varias de ellas se movían como si estuvieran preocupadas por el estreno
Como es que se mueven, si son de cera, se pregunto Felipe, cuando empezó a asustarse, y asustar a los niños, sin querer tumbo algo desde donde veía a las estatuas y todas al mismo tiempo voltearon a verlo, el solo quiso correr y salir del lugar.
Con un niño corriendo y otro en brazos, sin querer llego al lugar en donde se presentarían a todos, las figuras de cera, fue entonces cuando vio al encargado, que le sonrió, parecía que sabia que los había visto, solo que en ese momento empezó a entrar la gente, para esto, las figuras de cera ya estaban en el lugar de exhibición.
Felipe ya no pudo salir, lo único que hizo, fue mezclarse entre las personas y esperar que abrieran la salida, ya que por la entrada, estaban todos los que no habían podido entrar, fue entonces cuando sintió un pinchazo en el brazo y unas personas lo tomaron junto con sus bebes.
Después solo se supo que los niños, se le entregaron a la madre, pero del padre de familia nunca mas se supo el paradero, ahora es parte del repertorio de figuras de cera, del museo encantado que se sigue presentando por toda las ciudades de la región, recolectando en cada una de ellas, materia prima para su museo.
Leyenda popular Queretana.

jueves, 23 de julio de 2015

EL BELICEñO (TABASCO-MEXICO)



En la ciudad de Tenosique, en el estado de Tabasco, existió hace muchos años un hombre de Belice que vivía en la Colonia de San Miguelito. Este señor que era brujo, medía un metro noventa de altura y era de raza negra. 

Todas las mañanas acudía al café del mercado público que se encontraba ubicado en el Centro de Tenosique y que hoy se conoce con el nombre de Benito Juárez. Cuando en el café veía a alguna persona le preguntaba: ¿Qué cosa le sucedió por la noche que venía usted gritando como loco? Azorado y con miedo, el cuestionado siempre la contestaba qué como lo sabía, y pasaba a relatar su infortunio contestando que se le había aparecido un chivo negro horroroso. Entonces, el beliceño, riendose a carcajada batiente, replicaba: -¡Eso les suele pasar a los que andan caminando por la madrugada!
El Chivo Negro era nada menos que este hombre alto y negro que era brujo y nahual, y cuando se transformaba era un chivo enorme, sumamente peludo, con grandes ojos rojos muy saltones que miraban con maldad. A partir de las doce de la noche se les aparecía a los viandantes, y los atacaba embistiéndolos con rabia hasta matarlos a al menos asustarlos. Estos sucedía noche tras noche en la Colonia San Miguelito, a la cual se le conoció, por muchos años, con el nombre de Colonia El Chivo Negro.



El brujo-nahual también tenía la capacidad de convertirse en búho e iba por las casas asustando a sus moradores con sonidos extraños que salían de su pico. Todos le temían, y en cuanto lo oían se ponían a rezar toda la noche, pidiéndole a Dios no morir por haber oído su fúnebre canto.
Fuente:

Sonia Iglesias y Cabrera
http://www.mitos-mexicanos.com/

martes, 26 de mayo de 2015

el perro y el demonio kakasbal (México-Yucatan)



Un hombre era tan pobre que siempre estaba de mal humor y así no perdía la ocasión de maltratar a un infeliz perro que tenía. Kakasbal [espíritu del mal], que está en todo, vio que podía sacar partido de la inquina que seguramente el perro sentía contra su amo y así se le apareció y le dijo:
Ven acá y dime qué te pasa, pues te veo triste.

Cómo no he de estarlo si mi amo me pega cada vez que quiere respondió el perro.

kakasbal


Yo sé que es de malos sentimientos. ¿Por qué no lo abandonas?
Es mi amo y debo serle fiel.
Yo podría ayudarte a escapar.
Por nada le dejaré.
Nunca agradecerá tu fidelidad.
No importa, le seré fiel.
Pero tanto insistió Kakasbal que el perro, por quitárselo de encima, le dijo:
Creo que me has convencido; dime, ¿qué debo hacer?.
Entrégame tu alma.
¿Y qué me darás a cambio?.
Lo que quieras.
Dame un hueso por cada pelo de mi cuerpo.
Acepto.
Cuenta, pues...

Y Kakasbal se puso a contar los pelos del perro; pero cuando sus dedos llegaban a la cola, éste se acordó de la fidelidad que debía a su amo y pegó un salto y la cuenta se perdió.

¿Por qué te mueves? le preguntó Kakasbal.



No puedo con las pulgas que me comen día y noche. Vuelve a empezar.

Cien veces Kakasbal empezó la cuenta y cien veces tuvo que interrumpirla porque el perro saltaba. Al fin Kakasbal dijo:

No cuento más. Me has engañado; pero me has dado una lección. Ahora sé que es más fácil comprar el alma de un hombre que el alma de un perro.

autor anónimo

"Leyendas y Consejas del Antiguo Yucatán"
Ermilo Abreu Gómez.
Fondo de Cultura Económica