Siguanaba: Del náhuatl,Siguan: barranco, abismo,Waná: Hermana y B’a: Espectro. Es conocida también como: Sihuanaba, Siguamonta, Siguampera, Cegua, Sigua o la Chuca, en diferentes regiones de Centroamérica.
Originalmente llamada Sihuehuet (mujer hermosa), quedó embarazada de un hijo del dios Tláloc, pero resultó mala madre y además infiel. Tláloc la maldijo al descubrirla, llamándola Sihuanaba (mujer horrible). Ella sería hermosa a primera vista, pero cuando los hombres se le acercaran, se convertiría en un ser horrible. Condenada a vagar por el campo, apareciéndose a los hombres cerca del agua. Siempre buscando a su hijo el Cipitío.
En México la Siguanaba "es una mujer con cara de caballo que se le sube a uno en la moto cuando va para la costa y lo saca del camino". En Siquinalá los conductores de furgones se quejan que al manejar "una mujer vestida blanco se les sube a la cabina y los hace meterse entre las cañas".
Otra versión cuenta que Sihuahet era una hermosa mujer. La cual un cacique eligió para ser su esposa. Ella lo rechazó por otro hombre. En castigo el cacique ahogó en el río a su enamorado, y a ella la encerró en una cueva. Mediante el hechizo de un Shaman se convirtió en un ser despreciable. Desde ese entonces ella se pasea angustiosa por la orilla de los ríos, intentando volver a ver al joven que tanto amó.
Se presenta ante los hombres infieles como una bella joven de hermoso cuerpo con su rostro cubierto por el cabello, los atrae cerca del agua y barrancos con sensuales movimientos, y cuando los tiene a su alcance: enseña su cara putrefacta de muerta, a veces es como la calavera de un caballo, sus ojos se salen de sus cuencas y se tornan rojos como si sangraran. Se convierte en una visión horripilante, con los pechos hasta las rodillas, de largas uñas, cabello largo y descuidado. Su antes tersa y delicada piel se torna arrugada y verduzca, y suelta una estridente risa que paraliza de terror al que la escucha.
Llevándolos hasta la locura o haciéndolos caer por el barranco. Puede librarse de su ataque encomendándose a Dios o jalando el pelo a la Siguanaba. Así ella se asusta y se tira al barranco.
Se puede saber cuándo anda cerca, porque sus pechos golpean las piedras de los ríos produciendo un ruido como de aplausos. Y cerca de los cuerpos de agua se pueden ver sus ojos rojos, vigilando desde las sombras.
Se puede saber cuándo anda cerca, porque sus pechos golpean las piedras de los ríos produciendo un ruido como de aplausos. Y cerca de los cuerpos de agua se pueden ver sus ojos rojos, vigilando desde las sombras.