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viernes, 11 de abril de 2014

LOS 10 AVISTAMIENTOS OVNI MAS IMPORTANTES DE LA HISTORIA

#10: Nuremberg, 1561
En 1561 una multitud observó una serie de esferas saliendo de una nave nodriza en la bóveda celeste de Nuremberg. Los testimonios son múltiples e incluso existe una imagen labrada por el artista Hans Glaser. Reminiscente de la legendaria batalla de OVNIs de Los Angeles, la batalla astral de Nuremberg es la batalla original, en lo que se refiere a luces no identificadas.  
 Significativamente, como suele suceder en cuestiones de proyección psíquica, uno de los testigos observó una cruz llenarse de sangre. Ciertamente una imagen parte de la imaginaria de la época.
* #9: Skylab III
En el lanzamiento de la segunda estación espacial de la NASA piloteada, Skylab, en septiembre de 1973, los astronautas Alan Bean y Owan Garriot observaron una extraña luz roja y la fotografiaron para quitar de dudas —entre escépticos forcejeos de un imposible fenómeno óptico transatelital— y de paso sentando un insoslayable e histórico registro de un avistamiento aún inexplicado.
#8: Yukon ‘mothership’
En un masivo avistamiento, más de 30 testigos en diferentes localidades del territorio Yukon en Canadá observaron un OVNI del tamaño de un estadio de futbol. Los testigos sorprendentemente no se contradicen en sus testimonios.
#7: Malstrom AFB
En 1967, en la base Malstrom, el soldado Rober Salas recibió una llamada de un guardia que reportaba un OVNI sobrevolando sobre la puerta de esta base de la fuerza aérea de Estados Unidos. El objeto estaba iluminado por una halo rojo y desactivó varios de los misiles de la base militar.
#6: Shag Harbour
Las fuerzas militares canadienses reportaron en octubre de 1967 el impacto de un extraño objeto en la bahía de Shag Harbour. Después de una extensa búsqueda que involucró tanto a la fuerza área como a la fuerza naval no se localizó ningún objeto. Este es uno de los pocos casos en los se ha generado una constancia gubernamental de que existió un objeto volador no identificado. El caso incluso fue investigado por dependencias estadounidenses sin rendir ninguna explicación.
#5: Kelly Johnson
Kelly Johnson uno de los diseñadores de aviones más reconocidos del mundo avistó un OVNI en 1953 al mismo tiempo que un avión de la compañía militar Lockhead Martin también reportó avistar un objeto no identificado de 30 metros de diámetro. Johnson, respetado ingeniero aeronáutico, concluyó después de este avistamiento que los OVNIs existían sin lugar dudas. Pese a esta afirmación pública, Johnson continuó diseñando los aviones secretos del ejército de Estados Unidos por 20 años, dando lugar a todo tipo de sospechas.
#4: McMinnville/Trent Photo
Esta fotografía tomada en 1950 en McMinnville, Oregon, apareció en la revista Life y según expertos constituye una de las imágenes más significativas en la historia de la ufología, analizada por diferentes expertos a lo largo del tiempo sin llegar a una conclusión definitiva.
#3: Rendlesham Forest
El llamado Roswell británico ocurrió en diciembre de 1980 en el bosque de Rendlesham, Suffolk, y hace referencia a una serie de avistamientos ocurridos durante tres días que incluyen el aterrizaje de una nave no identificada cerca de una base militar.
#2: Iran, 1976
En 1976 el General Parviz Jafari de la Fuerza Aérea iraní recibió órdenes de acercarse en su jet Phantom F-4 a un OVNI multicolor que volaba sobre Teherán. Jafari comenta que persiguió, como un gato a un ratón, al OVNI y que intentó disparar misiles al objeto volador pero estos fueron desactivados. Este caso fue estudiado por el teniente coronel Mooy de Estados Unidos y observado por cientos de personas.
#1: RB-47
En 1957 una aeronave RB-47 equipada con contramedidas electrónicas y con una tripulación de seis oficiales, fue seguida por más de 1000 kilómetros y por un periodo de 1.5 horas desde Mississippi a Louisiana, Texas y Oklahoma por un OVNI. El objeto fue visto varias veces por la tripulación y detectado en el radar de los operadores en tierra. Este caso es especialmente emblemático ya que el objeto apareció y desapareció en el radar al menos tres veces en distintos canales. La tripulación reportó haber observado una luz intensa realizando maniobras veloces jamás vistas en una aeronave hecha por el hombre. FUENTE http://pijamasurf.com/

miércoles, 9 de abril de 2014

LOS ATAUDES DESLIZANTES DE BARBADOS

El misterio del Panteón de los Chase El 6 de julio de 1812 en las cercanías de la bahía de Oistin (Isla de Barbados), un grupo de enterradores se dirige al cementerio de Christ Chursh con el cuerpo difunto de la señora Dorcas Chase. En el panteón familiar, una edificación sólida, construida con grandes bloques de coral unidos con cemento, se encuentran ya los ataúdes de Thomasina Goddard y Mary Anna María Chase, enterradas en 1807 y 1808 respectivamente. La pesada losa que cubre la tumba familiar, de 4 por 2 metros de superficie y semienterrada a la entrada del camposanto, es retirada con gran trabajo por el personal, debido a su considerable peso, y el ataúd es entrado posteriormente en su interior. Las tinieblas son cerradísimas allí dentro, y cuando los sepultureros encienden sus quinqués, se encuentran con una visión realmente aterradora. El ataúd de Mary Anna María había sido movido hacía un rincón y el de la señora Goddard, se encontraba ahora pegado contra la pared opuesta a la entrada. Los enterradores y familiares asistentes no dan crédito a sus ojos y la tumba es de nuevo cerrada con gran dificultad, no sin antes haber depositado en el suelo el ataúd de Dorcas Chase y puestos de nuevo en su sitio los otros dos. El suceso conmovió a toda la familia y no comprendían cómo unos ataúdes, a la sazón revestidos de plomo, habían sido removidos en semejante lugar. En un intento por buscar culpables y racionalizar lo sucedido, se acuso a los esclavos negros de tal profanación. Se sabía que los negros habían asistido al entierro de la primera hermana Chase y que era poca la simpatía que tenían por el patriarca Thomas Chase, cuyo comportamiento cruel y tiránico había llevado al suicidio a su hija Dorcas. Sin embargo, los negros antillanos rechazaron la acusación y en su lugar mostraron miedo y respeto por lo que consideraban era obra de los espíritus. ¿Quién, entonces, era el responsable de tan macabra broma?. Nada de todo aquello tenía el menor sentido pues los ataúdes, aparte de ser removidos, no habían sufrido ningún deterioro ni faltaba pieza alguna que hiciera pensar en un robo. ¿Es posible que los negros se tomaran molestia tan grande para obtener unos resultados tan insignificantes? No es probable, y el suceso así quedó, hasta que un mes más tarde, el 9 de agosto de 1812, Thomas Chase murió también, siendo llevado su cuerpo al mismo panteón. En esta ocasión, los ataúdes seguían estando en su sitio, pero el 25 de septiembre de 1816, cuando la losa fue de nuevo levantada para enterrar a un niño llamado Samuel Brewster Ames, los ataúdes volvieron a encontrarse desordenados. Como en ocasiones anteriores, la culpa recayó otra vez sobre los negros, que retornaron en su insistencia de que ellos no habían sido. El 17 de noviembre se creó una gran expectación en Oistin, cuando otro difunto fue trasladado desde el cementerio de St Philips al panteón familiar de los Chase. Una gran multitud se congregó en el lugar para observar los extraños movimientos de ataúdes. Cuando la bóveda fue abierta, todos los féretros habían sido cambiados de lugar. El de la señora Goddard, se hallaba deteriorado y roto por el desgaste y desplazado a la pared opuesta, y todos los demás sarcófagos, desperdigados en desorden por el suelo. Inútilmente se trató de descubrir algún indicio que explicara lo sucedido. Las paredes, el suelo y el techo, seguían estando en buen estado y no existía recodo alguno por el que pudieran pasar los posibles bromistas. Los ataúdes fueron reordenados, y la pesada losa fue vuelta a cimentar en su sitio. Durante tres años, el panteón, que no había sido vuelto a abrir, fue objeto de la visita de los curiosos. Su fama llegó incluso a Europa y muchos fueron los que tomaron interés por ese misterioso cementerio de Barbados. El 17 de julio de 1819, Thomasina Clarke, murió, y su cuerpo fue trasladado al panteón. Para entonces, hasta el mismo gobernador de Barbados, el vizconde de Combermere, asistió al sepelio, acompañado por un centenar de observadores deseosos de encontrarse con el misterioso fenómeno. Y sus ansias quedaron satisfechas pues cuando los albañiles retiraron la losa, los ataúdes del interior se hallaban otra vez desordenados y desperdigados por todo el lugar. El registro que se hizo por los peones fue realmente exhaustivo, pero, como en ocasiones anteriores, no se encontró ningún indicio de profanación. Los féretros fueron entonces colocados en su sitio y se decidió recubrir el suelo entero de fina arena, para descubrir las huellas del posible culpable. Cuando la bóveda volvió a ser tapada, el vizconde de Combermere y dos funcionarios, marcaron el cemento con su sello, formando así una película infranqueable. El 18 de abril de 1820, el panteón volvió a ser abierto. Hasta entonces el lugar no había sido utilizado, pero la expectación despertada en el público y el deseo del vizconde Combermere por comprobar si su experimento había dado resultado, hicieron que ese 18 de abril, se desvelara el misterio, a pesar de no haber ningún finado para ocupar un hueco en la sepultura. El vizconde Combermere, acompañado del Honorable Nathan Lucas, el secretario de gobernación, mayor J. Finch, el señor Rowland Cotton, el señor R. Bowcher Clark y el reverendo Thomas Orderson, se dirigieron al cementerio de Christ Church, con un grupo de asustados peones negros, dispuestos a levantar la losa. Todo estaba como lo habían dejado, es decir: el cemento estaba intacto y los sellos oficiales seguían en su lugar, sin haber sufrido ninguna perturbación. Con esto, todos pensaron que el interior se encontraría también en buen estado, pero cuando el cemento fue picado y la losa retirada a un lado, se sorprendieron al escuchar un extraño rozamiento surgiendo de la oscura bóveda. Uno de los ataúdes de plomo había sido arrojado contra la losa y al ser retirada esta por los albañiles negros, la sepultura había sido arrastrada con ella. Los cada vez más aterrorizados negros comprobaron que el ataúd de Mary Anna María, se encontraba ahora empotrado en la pared del fondo, y del tal manera, que incluso el muro había sufrido daños. Los demás féretros estaban diseminados por el suelo de forma caótica. El vizconde Combermere, no daba crédito a sus ojos. El exterior de la bóveda seguía estando tan sólido como siempre, por lo que nadie podía haberse colado dentro por algún resquicio, y la fina arena depositada en el pavimento interior, no presentaba muestras de huellas o de presencia humana. Si alguien había entrado allí, pensó el vizconde, desde luego no era de este mundo. El honorable Nathan Lucas, dijo de la inspección que hizo del lugar: «Examiné los muros, el arco y toda la bóveda: todo era igualmente antiguo; un albañil, en mi presencia, golpeó minuciosamente el suelo con un martillo: todo era sólido. Confieso que no puedo explicar los movimientos de esos ataúdes de plomo. Ciertamente, no se trata de ladrones, y en cuanto a broma pesada o truco, hubiese sido necesaria la participación de demasiada gente y el secreto hubiera sido descubierto; y en cuanto a que los negros hayan tenido algo que ver, su miedo supersticioso a los muertos y a todo lo que con ellos se relaciona, excluye cualquier idea de esa clase. Todo lo que sé es que ocurrió y que yo fui testigo del hecho.” Desde aquel día, los ataúdes no volvieron a dar motivos para el misterio, pues todos ellos fueron sacados de la bóveda y trasladados a otros lugares del cementerio. Jamás se llegó a saber qué ocasionó semejante suceso incongruente y nunca más se le volvió a dar publicidad. Una multitud de teorías surgieron en aquella época, tratando de solucionar el enigma pero ninguna era lo suficientemente sólida como para validarla. Se habló de pequeños seísmos, de negros vengativos, de bromistas recalcitrantes, pero todas fueron desechadas por falta de consistencia y de pruebas. El misterio continuó así, y aún hoy se sigue hablando en Barbados del misterio de los ataúdes deslizantes. En la actualidad el panteón está vacío y puede ser visitado por los curiosos que desean rememorar aquel extraño incidente. Sin embargo, no es necesario trasladarse hasta allí para encontrarse con caprichosos ataúdes andarines. “Antiguas Historias Antillanas” fue un libro publicado por sir Algernon Aspinall. En él, el autor nos describe un suceso similar acaecido en Stanton (Suffolk, Inglaterra) en 1815. Como en Barbados, los ataúdes de Stanton habían sido movidos al menos en tres ocasiones, llegando incluso a ascender unas empinadas escaleras. En 1867, el señor F.C. Paley, de Gretford, en las cercanías de Stamford (Lincolnshire, Inglaterra), relataba un hecho similar sucedido en un panteón local y confirmado por varios testigos. Al igual que en los dos anteriores, los ataúdes fueron removidos repetidamente, quedando incluso alguno de ellos, apoyados verticalmente contra la pared. En 1844, en Arensburg, en la isla báltica de Oesel, ocurrió algo parecido en el panteón familiar de los Buxhoewen. En el transcurso de un misa por los funerales de un familiar, se dejó sentir en el interior de la bóveda privada, unos extraños ruidos que alertaron inmediatamente a los concurrentes. Los más atrevidos, abrieron el panteón y descubrieron boquiabiertos, cómo los féretros de sus difuntos se encontraban desperdigados por el suelo, sin orden alguno. Con el tiempo, el presidente del tribunal eclesiástico local, el barón de Guldenstabbe, encabezó una investigación oficial y ordenó que la bóveda se abriera. Los ataúdes, pese a haber sido reordenados, y la puerta principal cerrada con llave, se encontraban de nuevo desordenados y dispuestos en difíciles posiciones. El barón Guldenstabbe, lejos de atribuir el misterio a agentes sobrenaturales, ordenó que el suelo del panteón fuera picado y levantado, con la intención de encontrar algún pasadizo secreto por el cual pudieran haberse colado los bromistas o los profanadores de tumbas (profanadores inexistentes, pues jamás fue robado nada). No obstante, el resultado fue negativo, no encontrándose ningún resquicio sospechoso. La Bóveda fue de nuevo pavimentada, y como ocurriera en Barbados, su suelo recubierto, en esta ocasión, de ceniza, mucho más sensible a las huellas que la arena. Como en Christ Church, también aquí se imprimieron sellos ocultos en la losa, que se romperían en caso de que alguien la abriera secretamente; además, el barón dispuso que unos soldados vigilaran el lugar durante tres días y tres noches. Cumplido el plazo, el comité investigador se desplazó otra vez al cementerio. Los sellos secretos permanecían intactos, la ceniza desperdigada en el suelo, no presentaba señales de huellas, pero los ataúdes, de nuevo estaban desperdigados en el interior de la bóveda, estando algunos rotos o boca abajo. El comité de Arensburg y los Buxhoewden, rendidos ante la evidencia, no pudieron hacer otra cosa que trasladar los féretros a otro cementerio y dejar que la providencia explicara algún día el misterio; lo que nunca ocurrió. El misterio de los ataúdes deslizantes, tanto en Barbados, como en Stanton, en Stamford o en Arensburg, sigue siendo un misterio insoluble. Muchos fueron los que intentaron dar una explicación plausible al fenómeno, sin que ninguna de ellas, como hemos indicado antes, resultara consistente. En cuanto a Barbados, se sabe que el lugar se encuentra rodeado por un cinturón sísmico que posiblemente fuera el causante del movimiento de los ataúdes, pero también se sabe que en esas fechas no se registró presencia sísmica en la zona y que, de haber sido así, todos los ataúdes del cementerio se hubiesen movido y no sólo los del panteón familiar de los Chase. Corrientes subterráneas e inundaciones, fueron otras de las teorías barajadas. Pero la bóveda de Oistin, estaba por encima del nivel del terreno y su estructura era estanca; lo mismo ocurría en Stanton, Stamford y Arensburg. George Hunte, autor de “Barbados”, un libro en el que se trata del misterio de los ataúdes, ofreció una teoría que intentaba explicar el suceso: “El gas de unos cuerpos en descomposición, y no espíritus malignos, fue responsable de las violentas separaciones y del desorden que desbarató el trabajo de los enterradores”. Aunque esta hipótesis parecía, en parte, solucionar el problema, nadie se preguntó cómo era posible que unos simples gases de procedencia humana podían mover unos féretros recubiertos de pesado plomo, de los que cuatro hombres apenas eran capaces de mover. El misterio siguió y seguirá, me temo, sin solución, para el resto de la vida. Todas las hipótesis vertidas en el asunto, con la intención de explicarlo, han fracasado irremediablemente. Sólo cabe, pues, buscar su origen en otro lugar quizás no tan humano. Ante enigmas como este, uno se siente tentado en pensar en influencias del Más Allá, o en una capacidad psíquica desconocida hasta el momento, capaces de mover objetos pesados y ocultos con la simple fuerza de la mente. Es posible que, por razones fuera de toda lógica, los asistentes a aquellos sepelios, utilizaran sin saberlo una capacidad mental extraordinaria e inconsciente, causantes de ese deslizamiento sin sentido de los ataúdes; esto, reforzado con la convicción, el miedo y el deseo de los que se agregaban para encontrarse con el fenómeno, pudo potenciar aún más el suceso, hasta que, simplemente, se suprimía trasladando los féretros a otros lugares, acabando así con la tentación involuntaria de los eventuales psíquicos. Sin embargo esto no deja de ser una teoría más, tan válida o inválida como las anteriores, que en ningún caso clarifica contundentemente el suceso. El misterio de los ataúdes deslizantes, es, y seguirá siendo, un asunto para los hechos insólitos, y patrimonio del acervo popular. Fuente: http://www.superenigmas.com http://www.losenigmas.com.ar

lunes, 7 de abril de 2014

LA ZONA DEL SILENCIO.

En la parte central del Bolsón de Mapimí (el cual se encuentra entre los estados mexicanos de Chihuahua, Coahuila y Durango) se localiza un área llamada la Zona del Silencio. El enigmático nombre es causa de un sinfín de mitos que han surgido en torno a la zona. El Bolsón de Mapimí está situado en la parte centro-norte de México, a unos 180 km al noroeste de La Laguna que tiene como ciudades principales a Torreón, Gómez Palacio y Lerdo, y forma parte del Desierto Chihuahuense. La Zona del Silencio se encuentra situada entre Durango, Chihuahua, y Coahuila, entre el paralelo 26 y 28, en el lugar llamado Vértice de Trino. Recibe su nombre porque las ondas de radio no pueden ser transmitidas de manera normal y esto se da sólo en algunas pequeñas áreas, debido a que existen campos magnéticos. La Zona del Silencio fue reportada por vez primera en la década de 1930 por Francisco Sarabia, piloto mexicano que afirmó que su radio falló misteriosamente mientras sobrevolaba la zona. Desde entonces, muchas personas que han visitado la zona han reportado que las señales de radio se interrumpen al entrar en ella, y que las brújulas dejan de apuntar al norte magnético. A pesar de ello, ninguno ha presentado evidencia sólida que soporte su afirmación. Una explicación lógica para estos fenómenos podría ser la alta concentración de hierro proveniente de la constante caída de meteoritos. Alguna vez en el tiempo, esta gran extensión de tierra estuvo bajo las aguas del llamado Mar de Thetis, demostrado por la existencia de fósiles marinos en la zona. En la Zona del Silencio también existen áreas con gran concentración de fragmentos de aerolitos, así como especies endémicas, como lo es la tortuga del desierto, reptiles únicos en el mundo y abundantes nopales violáceos que deben su color a que las capas que protegen de los rayos solares han sido desgastadas por el viento solar. Se puede encontrar la gobernadora, la sabaneta, pastizales, ocotillos, magueyales y cactáceas, algunas de ellas endémicas, yucas, candelilla, nopaleras, mezquites. A su vez, se pueden observar liebres y conejos, ratones y ratas canguro, zorros, coyotes y búhos. Al igual que la vegetación, los animales sufren adaptaciones especiales que les permiten vivir en las condiciones adversas de esta árida región. La Zona del Silencio es frecuentemente comparada con el Triángulo de las Bermudas, las Pirámides de Egipto, las Ciudades Sagradas del Tíbet, Cabo Cañaveral, todas localizándose entre los paralelos 26 y 28. Pronto surgió la versión de que justo al otro lado del mundo, en algún lugar del Tíbet o Nepal, existía una zona con las mismas características, por lo que se considera la zona como un polo donde se concentraba la energía terrestre. En 1978 se creó la Reserva de la Biosfera de Mapimí, auspiciada por el programa El Hombre y la Biosfera de la UNESCO, el Instituto de Ecología, el CONACYT y otras organizaciones. Muchos de los fenómenos de la zona no han sido investigados a la profundidad requerida, por lo que no se ha ofrecido una evidencia científica sólida que confirme estos hechos.
Francisco Sarabia, el piloto que sobrevivó al misterio
Francisco Sarabia Tinoco era el más famoso pionero aviador en México, debido en parte, a su récord de velocidad volando entre la Ciudad de México y Nueva York en 1939. Sarabia ha sido homenajeado a lo largo de los años con estatuas, sellos especiales de emisión que llevan su imagen y otros monumentos. El aeropuerto nacional en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, lleva su nombre. En la década de 1930, Sarabia volaba sobre Durango cuando entró en el espacio aéreo situado sobre el desierto de Chihuahua. De repente hubo un silencio de radio, que alertó al control del tráfico aéreo que algo no iba bien. Sarabia tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia después de que su equipo fallara. Él sobrevivió, pero ni él ni los ingenieros pudieron encontrar explicación a lo que había ocurrido. Este fue el primer caso conocido de problemas técnicos en la Zona del Silencio. Un misil Athena propiedad de los Estados Unidos se estrelló en la Zona del Silencio El 11 de julio de 1970, Estados Unidos estaban realizando unas pruebas militares con un misil Athena. Fue lanzado desde Green River, en Utah, EE.UU, y se suponía que tenia que llegar a la base de misiles de White Sands, en Nuevo México. Pero misteriosamente, continuó 400 kilómetros al sur, cruzando la frontera México-Estados Unidos. El misil se estrelló en la Zona del Silencio, justo en medio de una duna de arena. Con el permiso del gobierno mexicano, un equipo de recuperación estadounidense tenía que rastrear la zona para encontrarlo. En la remota zona del desierto, tuvieron que construir una carretera y una pequeña pista de aterrizaje para salvar todo lo que pudieron. Pero al poco tiempo los equipos de comunicación dejaron de funcionar. Fue en ese momento cuando adquirió el nombre de la Zona del Silencio. 

 Seres Extraños en la Zona del Silencio

 Una de las experiencias más conocidas es la de Josefina y Ernesto Díaz, que se encontraban en la Zona del Silencio buscando fósiles en octubre de 1975. Una inundación repentina los dejó incomunicados en el interior de su coche y atrapados en un agujero. Mientras intentaban sacar el coche, fueron rodeados por un grupo de hombres altos, rubios con impermeables amarillos. Los hombres empujaron con mucha facilidad el vehículo fuera del agujero. Una vez fuera de peligro Josefina y Ernesto quisieron dar las gracias a los salvadores, pero los hombres ya no estaban allí, no encontraron huellas de pisadas en el barro. Otras historias hablan del mismo grupo de personas rubias (dos hombres y una mujer), que aparecen misteriosamente en varias partes de la Zona del Silencio. En una ocasión un turista consiguió hablar con ellos, informó que su español era perfecto y les pregunto de donde venían, ellos respondieron, “de arriba”. Misteriosas luces, piedras calientes y avistamientos de ovnis en la Zona del Silencio Desde el siglo 19, ha habido informes de unas piedras calientes que caen del cielo en la Zona del Silencio. Al parecer aparecen desde la nada, con el cielo completamente despejado. vortice energetico en la zona silencio  La desconocida Zona del Silencio También se ha informado de misteriosas luces flotando sobre el suelo o en el cielo. Incluso los más escépticos admiten haber visto luces, declarando son un fenómeno común. A todo esto se suma los avistamientos ovnis, siendo esta zona tan conocida entre los ufólogos. Los científicos no encuentran una explicación lógica y racional a todos los fenómenos extraños que ocurren el la Zona del Silencio. Aunque una de las ultimas teorías apunta que existe un alineamiento entre la Zona del Silencio, el Triángulo de las Bermudas y las pirámides de Egipto, creando así una especie de vórtice energético. ¿Es simple casualidad o hay algo mas?.

fuente http://www.mundoesotericoparanormal.com

miércoles, 2 de abril de 2014

EL EXTRAñO SER DE VARGINHA

Varginha es un pequeño pueblo en el estado de Minas Gerais, Brasil. En enero 20 de 1996, sábado a las 3.30 de la tarde, 3 chicas caminaban de regreso a su casa cuando, en un área conocida como Jardim Andere, a dos kilómetros del centro del pueblo, Liliane Fátima, de 16 años, miró a la izquierda y pegó un grito. Había visto a una extraña criatura, descrita como de piel grasienta de color carmelita oscura, una cabeza grande con lo que parecían tres protuberancias o cuernos. La extraña criatura estaba cerca de la pared de un garaje a unos siete metros de las tres chicas. “Estaba (la criatura) agachada, con los brazos comprimidos entre las piernas. Parecía estar con dolor”. “Vi primero sus ojos, grandes y rojos, sin párpados, tenía una pequeña boca y nariz, además de tres protuberancias en su cabeza y le sobresalían las venas en su pequeño cuello”. Liliane sintió mucho miedo y se viró de espaldas, dejando que las otras dos chicas, Valquiria, de 14 años y Kátia Andrade Xavier, de 22 años, continuaran observándolo. “No era un animal y no era tampoco persona. Era una cosa horrible”, afirmó Kátia, “la criatura tenía un pequeño cuerpo, de 4 a 5 piés de altura, sin pelos y un pequeño cuello”. “Parecía estupefacto. No hizo ningún ruido” dijo Valquiria. Pero la criatura hizo un pequeño movimiento y las tres chicas echaron a correr. Cuarenta minutos más tarde, Liliane y la madre de Valquiria, Luisa Helena de 38 años, llegaron al lugar pero no encontraron nada. Cuando regresaron a su casa llamaron al Departamento de Bomberos para que lo recogieran, porque los Bomberos son los encargados de remover animales salvajes. Mientras tanto, algunos niños del barrio le tiraron piedras a la criatura, la que se movió a corta distancia de donde estaba. El Departamento de Bomberos se retrasó y los militares llegaron primero, atraparon la criatura en una net, la criatura no dio resistencia, luego la depositaron en una caja y la pusieron en un camión militar. La llevaron a un pequeño hospital público donde los médicos informaron que no tenían el equipo para atenderla, la llevaron a otro hospital con las mismas consecuencias, hasta que finalmente la llevaron al Hospital Humanitas en Campinas estado de Sao Paulo, donde permaneció por un corto período de tiempo. De allí se llevaron a la criatura en un camión militar y nadie sabe a donde. Liliana, Valquiria y Katia. La historia enseguida se publicó porque, aparentemente, sin saber el incidente de las tres chicas, el matrimonio, Oralina Augusta y Eurico Rodriguez, que trabajaban en un rancho, insistieron en haber visto un OVNI, muy temprano en la mañana del mismo día 20 de enero. Estaban durmiendo en su casa, que se encuentra en la ruta entre Varginha y Tres Caracoes, cuando los despertó un ruido hecho por las vacas del rancho. Miraron por la ventana y vieron a las vacas corriendo desorientadas alrededor de la casa. “Miramos al cielo y vimos un objeto gris, similar a un submarino, del tamaño de un microbús, volando muy despacio sobre el campo”, dijo Eurico. “Había como un humo blanco que salía de él (según versiones el humo se debía a desperfectos en la nave, la que justamente cayó en el lugar donde los militares recogieron a una criatura). No tenía luces y no hacía ruido”, explicó Oralina. Las personas del pueblo enseguida asociaron la nave con la criatura vista 14 horas después por las tres chicas. Aparentemente el ejército ya había capturado a otra criatura cerca de las 8.30 a.m. de ese mismo día. Pocos detalles se han dado sobre esto. Hay reportes que dicen que los Estados Unidos habían informado a las autoridades Brasileñas, sobre la caída de un OVNI en el área. Otros reportes dicen que partes de la nave fueron recogidos por camiones del ejército. De ahí, se especula, que los llevaron a Río de Janeiro y más tarde a los Estados Unidos. Aunque las autoridades militares han negado su intervención. Pero lo que aquí nos interesa es la probable similitud de la descripción de la criatura por las tres chicas con la del depredador de sangre —conocido popularmente como chupacabras—, especialmente cuando ocurre junto a los ataques sucedidos en Puerto Rico, Miami y ahora en Chile, veamos: “Color carmelita oscuro” – Teide Carballo, la testigo que vio a la criatura en Miami, la describe de color carmelita oscura. Otro testigo el Sr.Moreno, también describe a la criatura de color carmelita. En Puerto Rico los testigos dicen que el color es casi negro con la habilidad de cambiar el color como los camaleones. En México los testigos la describen de color carmelita oscuro al igual que ahora en Chile. “Pequeño cuerpo de 4 a 5 pies de altura” – La criatura tiene la misma altura que la descrita por testigos del depredador de sangre en diversos países. “No tiene pelos” – Esta es otra cualidad del chupacabras, algunos lo describen como casi reptil, aunque otros dicen que tiene pelos. “Cabeza grande con pequeño cuello” – Al chupacabras, del tipo reptil, también lo han visto con cabeza grande y pequeño cuello. “Tiene cuerpo grasiento” – Un campesino que fue atacado en México, dice que, el animal, tenía el cuerpo gelatinoso. “Dos grandes ojos rojos sin párpados y una pequeña boca y nariz” – Esta descripción de los ojos rojos grandes, pequeña boca y nariz, encaja perfectamente con las descripciones dadas por todos los testigos del chupacabras. “Tres protuberancias en la cabeza” – Los testigos en Puerto Rico dicen haberle visto como apéndices que le corren desde la cabeza hasta la espalda. Por último, al igual que en Varginha, en Puerto Rico, las apariciones del chupacabras suelen coincidir con avistamientos de OVNIs. A veces pienso, si el caso de Varginha no es más que otro del depredador. Ufólogos y la prensa en Brasil lo clasifica como “extraterrestre”. Los investigadores no deben saltar a conclusiones sin antes de haber obtenido suficientes datos. Otra extraña noticia nos llegó en el periódico El Nuevo Herald, junio 24, 1996. Con el titular: “Hombre Lobo” aterroriza ciudad, de la Agencia E.F.E., dice así: Belo Horizonte – Las autoridades de la ciudad brasileña de Passos, al sur del estado de Minas Gerais (esto ocurrió cerca de Varginha), buscan a una criatura parecida a un “hombre lobo” que aparece en las noches para golpear a las personas que se cruzan en su camino, informó el domingo el semanario Istoé (el mismo semanario que lanzó la noticia del caso de Varginha). La tensión creada por las denuncias y relatos derivó en casos de pánico cuando ésta semana se publicó un dibujo pintado según las descripciones de las víctimas. “La criatura es fuerte y extraña. Mide más o menos un metro ochenta centímetros, es muy fuerte, tiene un olor horrible, es peludo como un chimpancé y tiene unas uñas más finas que las de un gato”, declaró Luciano Olimpo dos Reis, quien fue la primera víctima del presunto hombre lobo. La Policía Militar dejó en libertad el martes a un indigente, conocido como “Zezito”, que había sido acusado de los ataques, porque la descripción del misterioso agresor no coincidió y porque mientras el indigente estuvo encarcelado la bestia atacó de nuevo. Hasta aquí el cable que muy bien pudiera ser otro ataque del “Hemo predador” o una cortina para desacreditar al caso de Varginha. Artículo publicado en MysteryPlanet.com.ar

jueves, 13 de marzo de 2014

EL TERCER HOMBRE O EL ANGEL DE LA GUARDA

EL TERCER HOMBRE, O EL MISTERIO DE LOS ÁNGELES DE LA GUARDA El fenómeno del tercer hombre es un clásico de la investigación parapsicológica, que lleva inquietando a los especialistas desde el origen mismo de la disciplina. Los primeros textos que aluden a él están en el Antiguo Testamento, aunque su popularidad llegará más tarde, en el s. XX, con las confesiones del explorador Ernest Shackelton, tras su expedición a la Antártida de 1916.
En su diario –no en las primeras ediciones, sino en las que se publicarían posteriormente– el aventurero asegura que una fantasmagórica presencia, invisible pero real, le estuvo ayudando y dando ánimos en los momentos más difíciles de la travesía. Una especie de ángel de la guarda, vamos, que el resto de sus hombres también reconocieron haber sentido como él. Aunque la historia, contada así, puede dejar indiferente –habrá quien eche mano de esos fallos en el cerebro que surgen en momentos críticos–, sí sorprende el constatar que Shakelton y los suyos no han sido los únicos en experimentar algo parecido, y que en este mundo nuestro lleno de tecnología, y de respuestas para todo, sigue sucediendo. En El tercer hombre (Ariel, 2009), John Geiger repasa otros muchos casos más del fenómeno, que le han llevado a rastrear los instantes posteriores a los atentados de las Torres Gemelas, el vuelo en solitario por el Atlántico de Lindberg, o experiencias de numerosos alpinistas, submarinistas y aventureros, en general, que en los momentos de mayor peligro, cuando sienten que les faltan las fuerzas, perciben el socorro de alguien que les da aliento, y que impide que fracasen y salgan a flote
¿A qué se debe, pues, este interesantísimo fenómeno? ¿Es algo real, ese ángel de la guarda del que hablan los textos sagrados de muchas religiones? ¿Es una percepción fallida del cerebro, la necesidad que tenemos a veces de generarnos a nosotros mismos esperanzas en los instantes críticos de la vida? Se han llevado a cabo muchos estudios, pero no hay aún pruebas concluyentes. No, desde luego, suficientes para explicar las maravillosas visiones, y experiencias, de algunos de los humanos más valientes de nuestra especie…
El caso de Ron DiFrancesco
El estremecedor caso de Ron DiFrancesco es también bastante conocido. La mañana del 11 de septiembre de 2001 Ron se encontraba trabajando en su oficina del piso ochenta y cuatro de la torre sur del World Trade Center de Nueva York cuando se desató la tragedia: un avión había impactado contra la torre norte. En principio no había motivo para evacuar la torre sur, así que Ron telefoneó a su mujer para contarle lo que había pasado y para decirle que se encontraba bien, y después siguió trabajando. A los pocos segundos recibió una llamada de un amigo de Toronto que le dijo que saliese pitando de allí. Ron estuvo de acuerdo y, tras telefonear a unos clientes, volvió a llamar a su esposa para comunicarle el cambio de planes. Al poco de abandonar su puesto ocurrió una explosión en el piso en el que trabajaba y DiFrancesco se vio cubierto de restos de techo y de paredes. Aún no podía saberlo pero un segundo avión acababa de impactar esta vez contra su torre. Un agujero enorme ocupaba el suelo de la oficina donde momentos antes se había encontrado y que había abandonado justo a tiempo. Se dirigió como pudo hacia la escalera A, la más próxima a donde se encontraba y que por pura casualidad resultaba ser la única de las tres escaleras de emergencia que no había sido afectada por la colisión y por tanto la única que ofrecía una vía válida de escape a quienes se encontraban por encima de la zona de impacto. Allí, junto a otras personas, comenzó a descender casi a oscuras entre humo hasta llegar a un piso en el que se encontraron con una pareja que subía debido a que un poco más abajo había muchísimo fuego y humo. La pareja era de la opinión de que lo mejor era volver arriba y esperar a ser rescatados, así que tras deliberar un rato optaron por hacerles caso y dieron la vuelta para dirigirse de nuevo hacia arriba. Un nuevo problema surgió al comprobar que las puertas de emergencia que permitían el acceso desde la escalera a los pisos se habían bloqueado como consecuencia del sistema de seguridad automático que se activaba en caso de incendio, por lo que era imposible abandonar la escalera que, a medida que ascendían, se iba volviendo cada vez más abarrotada. Ron se fue angustiando hasta que llegado un punto decidió, en medio de la desesperación, volver a bajar para intentar salir de allí como fuese. Sin embargo las condiciones habían empeorado ya que la cantidad de humo había aumentado y los restos de una pared caída cortaban el paso hacia pisos inferiores. Unas cuantas personas se encontraban allí bloqueadas, tumbadas boca abajo y acurrucadas en las esquinas, algunas sollozando y otras perdiendo ya el conocimiento. En ese callejón sin salida se produjo el hecho decisivo que marcó la vida de Ron: oyó una voz que le ordenaba levantarse. Era una voz masculina y poderosa que le instaba a seguir con tanta insistencia y le inspiraba tanta confianza que incluso cuando le animó a que cruzase las llamas para superar el fuego Ron fue incapaz de negarse. Alguien le estaba guiando para escapar de aquella trampa mortal. Así consiguió atravesar unos tres pisos ardiendo hasta lograr alcanzar la claridad y quedar por debajo de los niveles incendiados. En ese momento dejó de sentir la misteriosa presencia. Una vez superada esa zona, continuó el descenso hasta llegar al vestíbulo desde donde un guardia de seguridad le impidió salir a la plaza entre ambas torres debido al peligro que corría ya que volaban numerosos restos y caían cuerpos desde lo alto. Le ordenó dirigirse a la salida sur pero una vez allí de nuevo se le redirigió a otra salida, la nordeste, que daba a una zona libre y segura. Justo antes de alcanzarla oyó un estruendo infernal y vio una enorme bola de fuego avanzando hacia él. Corrió cuanto pudo y la explosión le alcanzó por detrás cuando llegaba a las escaleras de acceso a la calle dejándolo inconsciente. Despertó tres días después en un hospital (se desconoce quién lo sacó de entre los escombros y lo llevó hasta allí). Más tarde se enteró de que él había sido el último hombre en salir de la torre sur y una de las cuatro únicas personas que escaparon con vida de entre todas las que se encontraban por encima de la zona de impacto en aquella torre. Posteriormente en una interpretación similar a la de Shackleton, DiFrancesco asoció la presencia a un milagro atribuyendo la voz que le había ayudado a la voz de Dios. Resulta evidente que el sentido de estas experiencias depende de las personas que las viven. Así las personas creyentes suelen atribuirlas a una intervención divina y no es raro que aseguren que han sido testigos de la aparición de su ángel de la guarda2. En el caso de la presencia que sintió Ron, el que se tratase o no de un ángel de la guarda es algo discutible. Pero de lo que no cabe ninguna duda es de que fuese cual fuese el origen de aquella voz, DiFrancesco consiguió salvarse aquella mañana gracias a la intervención de esa misteriosa aparición.
Charles Lindberg
La experiencia del piloto Charles Lindbergh es también de las más recordadas. A bordo de El Espíritu de San Luis realizó en 1927 el primer vuelo sin escalas y en solitario entre Nueva York y París. Durante la larga travesía sobre el Atlántico llegó un punto en el que el piloto sintió que no estaba solo. En la cabina había unas figuras apenas definidas que le acompañaron durante el tramo final de su viaje y que le mantuvieron despierto y alerta. A pesar de no ser capaz de recordar ni una sola de las frases que intercambiaron, afirma que conversó con ellas discutiendo sobre temas de navegación y dejándose aconsejar sobre ciertos aspectos del vuelo. En cualquier caso Lindbergh se mantuvo despierto todo el trayecto y consiguió aterrizar sin problemas en el destino previsto convirtiendo su hazaña en toda una leyenda. En lugar de atribuirlo a una intervención divina, para Lindbergh no se trató más que de una alucinación aunque la impresión que le causaron aquellos acompañantes fue la de seres amistosos y sin otra intención que la de ayudarle. Esto último resulta muy interesante porque pese a considerarlo como algo irreal ni siquiera el mismo piloto pudo ignorar el efecto beneficioso que había tenido en su aventura. Es por ello por lo que el tercer hombre tiende a considerarse como un fenómeno aparte y distinto al de las alucinaciones corrientes que tienden a desorientar y confundir a quien las padece, ya que en este caso es evidente que un piloto delirando difícilmente podría concluir con éxito un vuelo de esa dificultad. Incidiremos en este punto más adelante ya que es una de las principales críticas que se le hacen al fenómeno. La mayoría coincide en opinar que la alucinación de Lindbergh fue debida a la falta de sueño pero el psicólogo Woodburn Heron opina que hay otra posible explicación: la monotonía. El término “monotonía” tal cual se menciona aquí hace referencia a la monotonía sensorial, consistente en la reducción o ausencia de estímulos externos. Heron junto a otro psicólogo, Donald O. Hebb, han realizado experimentos en tanques de aislamiento sensorial en los que se aísla al sujeto de todas las posibles fuentes de estímulo externas, con lo que se consigue que el individuo pierda la noción de su propio cuerpo. En ocasiones se llegan a relatar casos en los que el sujeto siente la presencia de una segunda persona junto a él en el interior del tanque. La estimulación monótona prolongada puede hacer que el cerebro genere alucinaciones para escapar de esa monotonía y mantenerse ocupado, por lo que podemos por tanto asumir como posible que la mente sea capaz de crear un artificio para contrarrestar la sensación de monotonía y aislamiento que puede afectarnos en ciertas circunstancias. Según ambos psicólogos la percepción que tenemos de nuestro alrededor no se limita al medio externo sino también a nuestro cuerpo y así se cita, por ejemplo, el caso de las personas con miembros amputados que los siguen sintiendo como si aún formasen parte de su cuerpo. Algunos explican esto asumiendo que la imagen que tenemos de nuestro cuerpo es una ilusión mental que en circunstancias normales coincide con la realidad pero que no por ello deja de ser un artificio, por lo que en ocasiones la concepción mental del propio cuerpo queda separada de la realidad física. Es una hipótesis bastante perturbadora. Después de echar un vistazo a los casos de Shackleton, DiFrancesco y Lindbergh, da la impresión de que puede ser necesaria la intervención de varios factores para que se desencadene el tercer hombre, ya que no parece que haya una receta única e infalible para ello. A falta de algo más concreto los psicólogos Peter Suedfeld y Jane Mocellin tras analizar numerosos casos proponen el principio de los “múltiples disparadores”, en el que un conjunto de circunstancias se dan simultáneamente o por separado y hacen que se propicie el evento. Entre esos factores podemos encontrar el estrés, hipotermia, hipoglucemia, hipoxia, fatiga, falta de sueño, monotonía, soledad, sensación de peligro, sufrir heridas o lesiones, etc., es decir, toda una lista de elementos que a veces mezclados o en otras ocasiones individualmente pueden originar el fenómeno. Por ejemplo, en el caso de Lindbergh encontramos la siguiente combinación de factores: una sola persona, encerrada en un espacio mínimo, con falta de sueño, en condiciones de estrés y sobrevolando un inmenso paisaje prácticamente uniforme sin referencias externas.
El caso de Frank Smythe
En 1933 el alpinista Frank Smythe formaba parte de la cuarta expedición británica con el objetivo de ser los primeros en alcanzar la cima del monte Everest. En la última etapa desde el Campamento Seis sólo Smythe y Shipton continuaban su camino hacia la cumbre pero debido a las condiciones meteorológicas adversas se vieron obligados a pasar más tiempo del previsto a 8350 metros dentro de los límites de lo que se conoce como la zona de la muerte3. Su deterioro físico era más que notable debido a la altitud, la escasa cantidad de oxígeno, la falta de sueño, la alimentación inadecuada, etc., y en palabras de Smythe “cualquier persona que nos hubiese visto salir del campamento habría opinado que tendríamos que estar en el hospital”. Shipton se retiró hacia los 8500 m continuando Smythe en solitario. Exhausto como se encontraba, con apenas fuerzas y en un estado similar al de un conductor ebrio tuvo que rendirse cuando sólo trescientos metros le separaban de la gloria, con lo que puede uno imaginarse el esfuerzo sobrehumano que requería avanzar en aquellas condiciones. En sus propias palabras, “los últimos trescientos metros del monte Everest no son para simples personas de carne y hueso”. Desilusionado dio la vuelta y en el descenso se detuvo un momento a resguardo para un breve respiro y recuperar fuerzas. Toda la comida que llevaba encima era una simple barrita de dulce de menta Kendal, por lo que lo sacó del bolsillo y tras partirlo por la mitad se giró para ofrecerle un trozo a su compañero. Naturalmente al darse la vuelta no encontró a nadie. Lo que ocurría era que, desde que Shipton se hubo retirado, Smythe no dejó de tener la sensación de que le acompañaba una segunda persona. Esa sensación era tan intensa que borró cualquier indicio de desamparo que de lo contrario le habría invadido. La seguridad y la fuerza que le dio esa presencia le acompañaron hasta que divisó el Campamento Seis, momento en que se rompió el vínculo con ella y, aunque Shipton y la tienda estaban a pocos metros de él, no pudo evitar sentir una gran sensación de soledad. Smythe no buscó explicación para lo ocurrido y se limitó a decir que “las personas bajo estrés físico y mental experimentan cosas curiosas en las montañas”. Esa afirmación se ve respaldada por multitud de casos, ya que entre los alpinistas este tipo de experiencias parece ser bastante corriente. De hecho, en un estudio sobre treinta y tres alpinistas españoles se encontró que un tercio de ellos había experimentado episodios alucinatorios, siendo el tipo más común aquél relacionado con la sensación de un compañero imaginario detrás del alpinista. De acuerdo a la teoría de los múltiples disparadores, aquí entrarían en juego la altura, el frío, la hipoxia, el aislamiento, la monotonía y la soledad, como las causas más probables. Aún así, Greg Child opina que un alpinista experimentado ha pasado por tantos tipos de eventualidades que para cada sensación percibida es capaz de atribuirle una causa: hipoxia, deshidratación, fatiga, desequilibrio químico, etc., pero quienes han sentido un tercer hombre no son capaces de asociarlo a los síntomas de ninguno de esos factores. Para Child, el tercer hombre es mucho más real que una alucinación por un fallo del cerebro. Otra situación en la que se es muy proclive a experimentar este fenómeno se da en alta mar, tanto en náufragos como en navegantes en solitario. Es evidente que la actitud en esas dos circunstancias no es la misma, ya que el que se embarca para realizar una larga travesía en solitario es consciente de lo que tiene por delante, mientras que en circunstancias normales al subirse a un barco nadie lo hace pensando en que va a ser víctima de un naufragio. De cualquier modo hay que diferenciar dos tipos de experiencias: por un lado estarían las de tercer hombre similares a las ya vistas, y por otro estarían las alucinaciones psicóticas. Son totalmente opuestas en cuanto a sus consecuencias ya que el tercer hombre proporciona apoyo y ayuda para superar la situación en que se esté, mientras que las otras alucinaciones tienen como resultado la desorientación y la posible tendencia homicida y/o suicida de quien la padece, ya que los delirios que se dan en alta mar suelen terminar con la muerte del afectado al ahogarse. Esta distinción entre ambos tipos de experiencias no es en absoluto caprichosa ya que hay numerosas personas (sobre todo alpinistas como el ya mencionado Child) que han vivido las dos y diferencian claramente una de la otra, tanto en las sensaciones que generan como en la importancia en cuanto a su desenlace. Así mientras que una aumenta las probabilidades de sobrevivir, la otra es tremendamente auto-destructiva. Se desconoce qué es lo que hace que se manifieste uno u otro fenómeno, aunque los delirios psicóticos pueden tener su principal causa en la ingestión de agua salada que algunos náufragos toman para tratar de calmar la sed. En última instancia puede que simplemente dependa de la actitud y de las ganas de sobrevivir de quien se ve en esa desesperada situación 
 fuente- www.astropuerto.com

miércoles, 19 de febrero de 2014

LA CUEVA DEL SOMBRERON-LEYENDA MEXICANA

Muchas veces lo vieron los viejos vaqueros. Uno de ellos relataba su aparición todavía con irrefrenable emoción, contagiando el estupor a los jóvenes que lo escuchábamos. Como la aparición de un tenue relámpago que se pierde en corto espacio, una luz del fondo de la oscuridad de la noche reventaba en el aire antes de escucharse un silbido. Silbido hondo y melancólico seguido luego por la música de una armónica bocal, cuyas notas se fundían en el arpegio de todos los sonidos del campo, cuando la noche secuestra las figuras entenebrece. Tuxtla Gutiérrez, cuenta con su propio concepto de el Sombrerón: Era un hombre que vestía con ropa de cualquier clase, siempre portaba morral, machete y un sombrero de gran tamaño. Aparecía en lugares despoblados. A las personas siempre las llevaba al lugar contrario del que se dirigían. Y cuando consideraba que los había perdido, entonces se alejaba burlándose y haciendo contracciones en el rostro, para infundirles miedo, y hacerlos saber que él era “ El Sombrerón ” El lugar donde con más frecuencia aparecía, era al Sur de Tuxtla, atrás del Hospital Civil, antes “El Aguacate”.
tambien existe en Tuxla la leyenda de que si algun necesitado subia al cerro mactumactza con la intencion de pactar con el sombreron se lo encontraria seguramente le ofreceria un pacto y lo sellarian haciendose una herida en la mano cada uno y se saludarian,con esto el pacto estaba hecho.solo que tendrias que entregar las almas de algunos familiares a cambio de riquezas. te invitaria a pasar a su casa que es una cueva en la montaña mactumacza
parece ser una variacion de esta leyenda mas antigua. Existe en el Cerro Mactumatzá una cueva que es encantada. Durante todo el año permanece oculta ya que el lugar donde está situada es de pura roca. Sólo un día al año se abre. La única persona que ha entrado cuenta que hay gran variedad de comida: tamales, atole, pozol, bebidas y frutas. También hay mucha gente sumamente amable y se puede comer de todo, pero no se puede sacar nada. Y antes de las doce de la noche se debe salir de ese lugar, porque a esa hora se cierra la cueva y se abre hasta el otro año, a la misma hora y el mismo día, que es cada Jueves Santo.

viernes, 14 de febrero de 2014

LA LEYENDA DE SAN PASCUALITO (CHIAPAS,MEXICO)

LA FUNCION DE ESTE BLOG ES TRATAR DE CONSERVAR Y RESCATAR ESAS LEYENDAS DE NUESTROS ANCESTROS,QUE LAS TABLETS,SMARTPHONES Y LA MODERNIDAD NO LAS ABSORBAN Y QUE PERMANEZCAN PARA LA POSTERIDAD; PARA QUE NUESTROS HIJOS TENGAN EL MISMO LEGADO CULTURAL QUE NOSOTROS Y QUE ESA MODERNIDAD Y TECNOLOGIAS SIRVAN PARA ESO.
SI PUEDES COMPARTELA.
GRACIAS. LA CARRETA DE SAN PASCUAL
En la Ciudad de Tuxtla Gutiérrez, desde tiempos lejanos, los pobladores zoques han sostenido la creencia de que las personas que se enferman, mientras no escuchen a media noche el rechinido de una carreta, pueden estar seguras de que sanarán del todo y continuarán disfrutando de la vida; pero si por el contrario la carreta deja escuchar su rechinidos, el enfermo morirá a los pocos minutos o segundos. Se supone que el conductor de la carreta es el Santo conocido como Pascual y de aquí que la leyenda se denomine “ La Carreta de San Pascual”. Existe tambien una creencia aun recuerdo que me contaban cuando niño,si oyes el rechinido no salgas a ver si sales y ves al conductor de carreta y por casualidad su cara es una calavera tu muerte esta proxima.
En Tuxtla existe un templo ortodoxo dedicado a la veneración de San Pascual, pero se conoce como el templo de San Pascualito, de quien se cree que sus restos se encuentran en un ataúd, colocado atrás del altar y al que conduce una escalera doble, es decir, por un lado se sube y por otro se baja. Es un santo tan milagroso, que frente a su féretro se practican las conocidas “limpias” con aguardiente de caña y manojos de hojas de albahaca. San Pascual es el carretero; pese a la ilustre muestra de las letras suecas: Selma Lagerlof. Muchos años antes de que la insigne escritora creara su ya célebre “ Carretero de la Muerte “, y de que el cine francés le diera movimiento, los indígenas zoques tenían culto abierto al “ Carretero Divino ”. Ante el sortilegio mítico zoque, no sabríamos con quién estar de acuerdo; si con Andrew Lang que considera estas cosas como la expresión metafórica de ideas comunes a todas la razas, producto espontáneo e independiente de procesos idénticos del espíritu humano; o con Cosquin que considera que “ no hay razón para decir que los cuentos se han transmitido de un pueblo a otro y fueron llevados de un lugar a otro. Lo cierto es que entre la leyenda Sueca y la Zoque-Chiapaneca , existe un paralelismo de asombro. Pero es cierto que los enfermos zoques acuden a esta magica terapia, que cuentan con todos los medios más inverosímiles y deshumanizados para conquistar la salud perdida o quebrantada; cierto es tambien que creen en ella por sobre todas las formas de la ciencia moderna. ¡San Pascual quita el mal o da la muerte!

martes, 11 de febrero de 2014

LA LEYENDA DEL CADEJO O EL PERRO GIGANTE / MEXICO

La leyenda del Cadejo es el vestigio de una antigua creencia que supone que todo humano posee un animal de compañía. Este mítico animal es el doble del hombre, de tal manera que la enfermedad o la muerte del primero conllevan la enfermedad o la muerte del segundo. Dicho animal acompaña al hombre en todos sus viajes solitarios por la noche; y en la versión de dosCadejos, el blanco lo protege y lo defiende contra los malos espíritus encarnados en el Cadejo negro, color tenebroso que simboliza la muerte, o sea, el mal en todas sus manifestaciones. Su misión es advertir a la gente que vive de parranda, dedicándose a beber y a enfiestarse, que vuelvan al camino de la virtud, mediante el miedo que causa su aparición en las noches. Cuentan los lugareños de la costa Chiapaneca, que entre la gente habitan seres capaces de materializarse, mediante un hechizo, en una bestia con apariencia de perro para pasar desapercibido y cometer algunas fechorías, pero por su aspecto “raro” han podido identificarlos y en ocasiones hasta enfrentarlos. Se dice que este raro y singular ser no es mas que algún brujo convertido en perro, y es llamado por la gente de esta región como: el Cadejo. Por las noches, no necesariamente de luna llena, deambula por las calles y siempre buscando las partes más obscuras.
Se asemeja, definitivamente, a un perro negro con abundante pelaje, ojos rojos y pezuñas. Para hacer amistad con él, es necesario cuando uno lo encuentre, caminar cerrado, con los pies juntos, pues esto evitará que el ser se meta en medio y nos lleve con el. Cuando este cerca hay que dar un escupitajo en nuestra palma de la mano y dársela. Según cuenta esta leyenda, un joven es maldecido por su progenitor a volverse un alma en pena con la figura de un perro negro de gran tamaño y cubierto de cadenas. En la región Soconusco, en nuestro bello Chiapas, a veces aquel “perro” sigue a algunas personas por las noches a corta distancia… Esto lo hace en silencio y casi siempre “el individuo perseguido” no se percata, sino hasta que ha llegado a su destino. Luego desaparece en la obscuridad tal como llegó… silenciosamente. La gente dice que desea causar mal en aquella persona a la que sigue o también que lo hace solo para “calar” el valor de la personas, ya que si no es valiente, tan solo con haberlo presenciado aquella persona probablemente moriría de algún extraño mal (probablemente del susto). Dicen también que estos brujos valiéndose de su forma animal, pueden asechar por las noches a las mujeres. entrar a robar y llevarse en su hocico alguna gallina u otro animal que le haya gustado. Según esta leyenda, también existen Cadejos que originalmente también fueron seres humanos. Hay una que habla de un joven maldecido por su progenitor; volviéndole un alma en pena con la figura de un Cadejo, descrito como un perro negro de gran tamaño y cubierto de cadenas. La otra habla sobre una mujer despechada que mediante un pacto diabólico logra la transformación con la intención de dar muerte al novio engañador. El hombre que se transforma en Cadejo tiene que hacerlo a la media noche y debajo de una ceiba o pochota, introduciendo en la leyenda simbología Maya ya que la representación del Yaxché (Ceiba) era considerado por los antiguos habitantes de Mesoamérica como un puente entre el cielo, la tierra y el inframundo. Aquí una versión de esta leyenda: Se dice que había una pareja de amantes, Jacinto le decía a Margarita que se casaría con ella, pero llegó un día en que Jacinto no volvió a buscar a Margarita. Un día ella se enteró de que él se había casado con otra. Ella, de enojo y rabia por haber jugado con sus sentimientos, hizo pacto con el diablo para que le diera el poder de convertirse en Cadejo y así pudiera matar a Jacinto. El diablo le concedió su deseo así que todas las noches ella se convertía en Cadejo, salía de su casa y empezaba a revolcar a los perros que, al verlo, se le iban encima. Ya después de darles su susto a los perros iba a casa de Jacinto y empezaba a querer tumbar la puerta, la rasgaba, en fin, trataba de hacer hasta lo imposible por poder entrar a esa casa. Todos los días era lo mismo, hasta que un día Jacinto se reunió con varios vecinos para que le ayudaran a atrapar al Cadejo. Así que todos fueron por palos y piedras, rociados con agua bendita o ya sea con orín, y una noche todos estaban en casa del Jacinto esperando a que se apareciera el Cadejo. Ya entrada la noche oyeron a los perros ladrar así que sabían que el Cadejo ya había salido de su guarida, ya nadie sabía de dónde salía ni quién era. Estando frente de la casa de Jacinto queriendo entrar, uno de ellos abrió la puerta y el Cadejo pudo entrar. Al momento que entró todos empezaron a golperlo hasta que lo dejaron casi muerto. Lo que hicieron fue amarrarlo a un árbol y esperar a que amaneciera ya que con el amanecer, se deshacía el hechizo. Margarita, antes de quedar completamente loca por tantos golpes, les confesó que lo había hecho para poder matar a Jacinto por no haberse casado con ella. leyenda popular mexicana