El sitio arqueológico, situado en el Estado mexicano de Campeche, al sureste del país, consta de tres complejos monumentales de unos 1.400 años de antigüedad
Se encontró que las antiguas ruinas de piedra durante una expedición dirigida por el arqueólogo esloveno Ivan Sprajc.
Muro de una estructura en el complejo sureste, que se ha conservado entre la espesura selvática.
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Mexico vive, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), una era dorada de la arqueología. Los descubrimientos relacionados con la cultura maya, propia de Mesoamérica, se suceden ininterrumpidamente. El Proyecto de Reconocimiento Arqueológico en el Sureste de Campeche, que arrancó en 1996 en este territorio situado al oeste de la península de Yucatán, ha detectado ya unos 80 sitios arqueológicos. El último, uno de los sitios más extensos de las tierras bajas centrales, que ha sido bautizado como Chactún, ha permanecido oculto en la selva durante siglos, al norte de la Reserva de la Biosfera de Calakmul, un paraje en el que habitan el jaguar y varios centenares de especies de mariposas. El hallazgo, que ha sido posible gracias a la fotografía aérea de gran escala, ha sido realizado a principios de junio, según ha anunciado el INAH, que ha secundado la expedición, financiada por la National Geographic Society y las empresas Villas y Ars Longa.
El arqueólogo Ivan Šprajc, director de la expedición arqueológica, examina un muro que se ha conservado en Chactún.
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Chactún es una antigua ciudad maya que nunca había sido descrita, ni por el arqueólogo norteamericano Karl Ruppert (1895-1960), que exploró la región en los años treinta, ni por otras expediciones científicas. El paraje había sido frecuentado por los chicleros, que extraen una goma de mascar orgánica del chicozapote o árbol del chicle, y madereros de la región, pero la zona se volvió a cubrir de maleza cuando fue declarada parte de la Reserva de la Biosfera, en 1989. Para llegar al campamento donde pernocta el equipo de arqueólogos, dirigido por Ivan Šprajc, es necesario internarse durante casi dos horas en la selva mediana, según explica el INAH. El camino sólo se puede recorrer con una camioneta de doble tracción y hay que detenerse continuamente para cortar a machete la vegetación que bloquea el antiguo sendero.
El sitio arqueológico comprende tres complejos monumentales que suman más de 22 hectáreas, aunque se cree que hace unos 1.400 años, entre los años 600 y 900 d.C., la urbe debió ser el centro rector de un área superior a los 3.000 kilómetros cuadrados, ubicada entre las regiones de Río Bec y Chenes, un espacio que ha permanecido como «un blanco total en el mapa arqueológico del área maya», según palabras de Ivan Šprajc. En estos espacios aparecen dispersas numerosas estructuras de tipo piramidal y palaciego, dos canchas de juego de pelota, patios, plazas, monumentos esculpidos y áreas habitacionales.
Se cree que la urbe fue centro rector de una vasta región hace mil 400 años, entre el 600 y 900 d.C. |
La pirámide más alta mide 23 metros de altura. Chactún destaca, sobre todo, por la gran cantidad de altares y estelas, varias de ellas con huellas de haber sido reutilizadas, que combinan inscripciones grabadas con otras en estuco pintado, una característica poco común en este tipo de monumentos. «Según la interpretación epigráfica, la misma inscripción en la estela dice que esta piedra fue clavada por el gobernante K'inich B'alam en tal fecha, que corresponde al año 751, y ahí se menciona que fue clavada la Piedra Roja o Piedra Grande, Chactún, que da nombre al sitio», dice Šprajc.
fuente/inah/national geografic
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