Cuarto Sol
Leyenda náhuatl
Los dioses estaban muy contentos por haber creado la tierra, el agua, el fuego y la región de los muertos (Mictlán). Pero se dieron cuenta de que el sol alumbraba muy poco y no calentaba. Se reunieron en consejo para crear de nuevo al sol. Tezcatlipoca se ofreció para ser el sol y empezó a alumbrar la Tierra, comenzando el primer Sol o la primera era.
Queatzalcóalt, al verlo, sintió deseos de ser él quien alumbrara al mundo así que corrió hasta donde estaba Tezcatlipoca y lo derribó del cielo con un fuerte golpe haciéndolo caer al agua. Queatzalcóalt se transformó en sol. Este fue el segundo Sol.
Tezcatlipoca se convirtió en tigre y derribó a Queatzalcóalt de un zarpazo, éste enfurecido soltó todos los vientos y los ciclones. La gente corría asustada y los dioses los convirtieron en monos. Como ya habían inventado dos veces al hombre, estaban muy desanimados pues su proyecto no terminaba de resultar exitoso. De repente Tláloc les manifestó que él sería el sol, que él alumbraría la tierra. Este fue el tercer Sol.
Todo parecía marchar bien pero, siendo el dios de la Lluvia Tláloc, hizo que cayera fuego del cielo, convirtiendo los ríos en llamas. Todo el mundo corría muerto de miedo y los dioses transformaron a las personas en aves para que se pudieran salvar. Los dioses se preguntaban qué hacer y fue cuando Queatzalcóalt propuso a Chalchiuhtlicue, diosa del Agua, para lucir como astro solar. Este fue el Cuarto sol. Tampoco dio resultado pues sólo hubo inundaciones y lluvias y los hombres solicitaban ser peces para salvarse. Los dioses los convirtieron en peces y en diversos animales acuáticos.
Como llovió durante días y días, el cielo cayó sobre la tierra. Queatzalcóalt y Tezcatlipoca se convirtieron en árboles para levantarlo. Los dioses quedaron muy tristes porque habían fallado en su intento de crear al sol y en consecuencia, habían acabado con la raza humana.
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